Escribe Paco Mira:
MÁ PAPISTAS QUE EL PAPA
En nuestras comunidades
pasa mucho, que el sacristán de turno, el encargado de la liturgia del fin de
semana, el monaguillo correspondiente -todo con el debido respeto y cariño -
saben más que el propio cura. En algunos casos hasta puede ser cierto, pero en
otros, en algún momento se les dio alguna recomendación y lo han tomado para
toda la vida.
Porque claro, si un cura
dice, por ejemplo : tal día no apunte una misa, y cuando cambie el cura le da
lo mismo, con tal de aplicar la eucaristía por un difunto, ¿quien tiene la
verdad?. Eso pasa porque no tenemos ni idea de qué va el asunto. Además, si le
preguntamos al interesado, ¿por qué no puedo hacerlo, la respuesta es : lo dijo
el cura.
Claro, en esta situación debemos plantearnos, ¡como son nuestros
equipos de liturgia!: cambiar un mantel, lo hace cualquiera; rellenar las
vinajeras, lo hace cualquiera; leer una monición - aunque no venga a cuento -
lo hace cualquiera; buscar quien lea, lo hace cualquiera y probablemente
produzca el efecto rechazo, es decir que cuando ves venir a la persona le dices
que no tienes gafas, que no te apetece y a veces, es como los que intentan
venderte un producto en la calle que te acompañan hasta tu casa con la
intención de convencerte.
Cuando alguien, a veces ajeno a los entresijos de una sacristía
o de una parroquia, pregunta el por qué de las cosas, los modales no son los
adecuados y probablemente lo argumentamos como cuando vamos a un organismo
oficial: creemos tener la autoridad porque tú vienes a mí, no yo a tí. ¡Qué
pena que para celebrar la fe, tenga que ser así! A veces somos más papistas que
el propio Papa. Ojala tuviéramos un pizco de humildad como Francisco, el
actual.
Los fariseos le preguntan a Jesús, ¿cómo comen tus discípulos con manos impuras? ¿Cómo se te ocurre
apuntar un funeral si hoy no se puede?, ¿cómo va a leer un niño en una misa de
adultos? ¿Cómo vas hacer dos cosas si ya lees la primera lectura?... ¡cómo nos
fijamos solamente en las manos!, probablemente sean impuras, pero nuestro
corazón es el que marca los ritmos que deban alegrar el corazón de los demás y
no lo conseguimos.
Mucho tenemos que cambiar en nuestras comunidades. Hay veces que
nuestros agentes de pastoral son eternos, no cambian nunca y cuando se les dice
de hacer un curso de reciclaje nunca tienen tiempo, porque en su casa tienen
muchas tareas (y eso no lo niego), pero somos capaces de corregir a los demás
porque entendemos que estamos en posesión de la verdad.
A veces los ritualismos ahogan el corazón y somos capaces hasta
de juzgar al mismo. ¡Cuántas veces abrimos o cerramos puertas en nuestras
parroquias por una información que damos, sin que seamos la autoridad para
ello! Seguimos siendo más papistas que el Papa.
Por eso Jesús recuerda a Isaías cuando dice que este pueblo me honra con los labios pero no con
el corazón. ¡ ay si en nuestras parroquias pusiéramos más corazón en todo
lo que hacemos!, pues seguro que no nos quejaríamos tanto de la gente que nos
falta, o de los que estuvieron y ya no están, de los que siempre quieren salir
en la foto y no dejan que otros salgan, de los que a empujones quieren estar
siempre en primera fila. Les pongo un ejemplo facilito: ¡fíjense quien lee en
las fiestas principales del pueblo, o la pasión el viernes santo!.
Por cierto Feliz
Verano
Hasta la próxima
Paco Mira