EL QUE SUFRE ESTÁ GRITANDO, ¿NO LO OYES?

La permanencia, en sentido amplio,
consiste en mantenerse en un mismo estado, lugar o situación de una forma
constante y estable; todo lo contrario a la tendencia del cambio continuo, a la
superficialidad que genera la inseguridad. No hay que confundir permanencia con
inmovilismo, con estar simplemente quieto, sin avanzar, ya que eso provoca
estancamiento. La permanencia es algo positivo, que genera estabilidad y
confianza, y por eso motiva a la persona a perseverar, a mantenerse a pesar de
las dificultades, como lo hacen tantos misioneros, a los que se recuerda este
fin de semana en la jornada del Domund.
Atrás quedan los paseos de sábados por
la mañana y por la tarde con la hucha del negrito para recordar que había que
ser solidarios. Hoy en día, salir a la calle con una hucha pidiendo, es un
riesgo nada aconsejable. Este fin de semana se nos recuerda que somos bautizados
y enviados. Hace poco me decían que era como el que daba clase de
matemáticas: de nada sirve que te sepas la teoría si no sabes resolver los
problemas. De nada vale estar bautizados si quedamos en el inmovilismo, en la
permanencia estática y no nos movemos, no sentimos la necesidad de ver el envío
como algo propio y necesario.

Esta semana, María, nuestra Madre del
Pino, también acudió a la llamada de los que sufren, de los que se han quedado
sin una parte de su vida reflejada en su terreno, en sus animales, en su propia
historia. Ha sido impresionante cómo ha sido la respuesta de sus hijos: da
igual la hora a la que hay que levantarse; da igual la metereología; da igual
si no puedo cumplir con ciertas obligaciones… mi madre me llama y acudo a ella.
Todos los que sufren, esperan, llaman,
gritan. Para algunos es una larga oscuridad que parece no tener amanecer. A
veces me pregunto si en nuestro diálogo con Dios, no somos capaces de
escucharlos cuando nos reclaman la justicia. Una justicia que llega a nuestro
Padre Dios y que nosotros en su conversación con él no somos capaces de oírla.
Maravillado me quedo con los que han
cogido la maleta misionera: Manolín, Expedita, …. tantos y tantos laicos y
seglares; tantos y tantos que sacrifican sus vacaciones para echar una mano
fuera de la seguridad de su entorno. La viuda y ellos, gritan Hágannos
justicia, ¿lo estamos escuchando o no?
Hasta la próxima
Paco Mira