Escribe Paco Mira:
PERO... ¿TAN COMPLICADO ES?
Tenía un familiar que era representante de calzado. Y por
cuestiones de trabajo viajaba mucho. Pasaba horas y horas en la carretera y por
regla general tenía que almorzar fuera de casa. Siempre, los que se han
dedicado a eso, tenían como referencia para comer, a los camioneros: Donde
había muchos camiones aparcados, se comía de maravilla. Probablemente no con
mucho lujo, pero sí bien.
En alguna ocasión lo he acompañado. Y
recuerdo una en la que había dos bares en la carretera, separados por apenas un
kilómetro. En el primero no cabía nadie más, en el segundo solamente había un
camión. Allí nos metimos y les puedo asegurar que es de los lugares (fuera de
casa) donde mejor he comido. En este caso la calidad, pudo más que la cantidad.
En muchas de nuestras reuniones, en nuestra
vida en general, creo que prima más la cantidad que la calidad, como si lo
primero condicionase lo segundo. En muchos casos probablemente sea cierto, pero
no hay que generalizar que eso sea así. Cuando uno va a un lugar de ocio y no
hay nadie, pensamos que no debe de ser bueno; cuando vamos a un lugar a ver una
competición deportiva y no hay nadie, sobre la marcha deducimos que el interés
no es mucho; cuando vamos a misa y no hay mucha gente, o casi nadie, es que el
interés por lo que allí se celebra no es muy elocuente... y así podríamos
seguir enumerando. Insisto: lo segundo no debería de condicionar lo primero,
pero por desgracia sucede que es verdad.
Este fin de semana, volvemos a los
números: "tres en uno, uno de tres,
pero ¿cómo tres si es uno?". También les digo que no es fácil resolver
el misterio, si es que existe. Siempre nos hemos liado, incluida la teología,
en cómo explicar los números en una realidad que se me antoja nada matemática,
pero sí experiencial.
Si el Amor, se manifiesta como amor y
nos empuja hacia el amor, pues estaría resuelto el problema. Pero la cuestión
está en entender que el Amor, y este con mayúscula, es el que premia y el que
prima en este día que se me antoja maravilloso, desde el punto de vista de la
pastoral. Dios es Amor, es un padre que ama, que nos ama. Que ese Padre deja de
estar en lo escondido y se manifiesta en su hijo Jesucristo, que por Amor a
través del servicio y de la entrega nos marca un camino para que hoy en día
sigamos derrochando gratis lo que gratis hemos recibido y eso no es otra cosa
que el Espíritu Santo. Eso es la fiesta que hoy celebramos, la Trinidad. No
importa el número, sino lo que significa.
Pero claro, traducir esto hoy en día no
es fácil. Se me ocurre que la Trinidad, que el amor, ha de manifestarse en la
unión de la comunidad, de aquellos que creemos en ese Dios que ama, puesto que
en la división no puede estar el amor. El amor no divide, une. Pero une ¿para
qué?, para la misión. Es algo que el Papa Francisco ha entendido a la
perfección. La Trinidad, el Espíritu, nos tiene que empujar a tener las puertas
abiertas y salir a las periferias, hacia aquellos que más lo necesidad con un
espíritu de gratitud.
Este fin de semana es el encuentro de
catequistas de nuestra diócesis. ¡Cuántos con afán desinteresado y con total
entrega, donación y gratitud...enseñan y comparten la buena noticia con los más
pequeños, o con los adultos!. La Trinidad sigue haciendo maravillas y
probablemente no somos capaces de acabar de entendiéndolo.
No tanto el número, la cantidad, sino
la calidad. No se trata de servir por servir, sino que desde el amor, sirvo.
Hasta la próxima
Paco Mira