Escribe Paco Mira:
¡ESTO ES LA
REALIDAD!
El pasado
mes de junio, pero últimamente cualquier día, fue notica el rescate de un
cayuco por parte de la tripulación de un crucero de lujo que realizaba la
vuelta al mundo. El cayuco llevaba unos 20 días en e l mar, y necesitaba ayuda
urgente: en él había 68 supervivientes y cinco fallecidos. Podemos imaginarnos
el enorme contraste, en todos los sentidos, entre lo que es un crucero de lujo
y un cayuco. Unos pasajeros del crucero de lujo dijeron que esto había sido un golpe
de realidad. Vivimos en una burbuja de fantasía y, de repente, te topas con la
triste realidad.
Con
frecuencia, los cristianos no terminamos de superar una mentalidad de casta
privilegiada que nos impide apreciar todo el bien que se realiza en ámbitos alejados
de la fe (parece que siempre vamos en un crucero de lujo). Casi
inconscientemente, tendemos a pensar que somos nosotros los únicos portadores
de la verdad, y que el Espíritu sólo actúa a través de nosotros. ¡Cuántas veces
hemos oído que fuera de la Iglesia no había salvación!
Pero el
Reino de Dios, se extiende más allá de la Iglesia. No crece solo entre los
cristianos, sino entre todos aquellos hombres de buena voluntad que hacen
crecer el mundo en fraternidad. Según Jesús, todo aquel que echa demonios en su
nombre está evangelizando Todo hombre, grupo o partido capaz de echar demonios
de nuestra sociedad y de colaborar en la construcción de un mundo mejor, está –
de alguna manera – abriendo camino al reino de Dios.
Es fácil
pensar, como a los discípulos, que no son unos de los nuestros, porque no
entran en nuestras iglesias, ni participan en nuestros cultos. Pero como dice
Jesús, «el que no está contra nosotros, está a favor nuestro». Todos los que
luchan por la causa del hombre, están con nosotros.
Los
cristianos deberíamos valorar con alegría los logros humanos, grandes o
pequeños, y todos los triunfos de la justicia que se alcanzan en el campo de la
política, de la economía, de la sociedad. Los políticos que luchan por una
sociedad más justa, los periodistas que se arriesgan por defender la verdad y
la libertad; los obreros que logran una mayor solidaridad, los educadores que
se desviven por educar para la responsabilidad, aunque no parezcan ser de los
nuestros, están a favor nuestro si se esfuerzan por un mundo más humano.
Lejos de
creernos portadores únicos de salvación, los cristianos debemos acoger con gozo
esa corriente de salvación que se abre
camino en la historia de los hombres, no solo en la Iglesia, sino junto a ella
y más allá de sus instituciones.
Hoy más
que nunca necesitamos un golpe de realidad que nos proporciona Jesús en el
evangelio de este fin de semana: cortar manos, pies... no es en sentido real,
pero ¿estoy haciendo algo de forna concreta frente a las situaciones de pobreza
o vivo en una burbuja de fantasía desentendiéndome d elos problemas y de las
personas?.
Cortar el
pié. ¿Cómo es mi caminar, mi estilo de vida, voy en un crucero de lujo o por el
contrario tengo presente a aquellos que más sufren y no cuentan para la
sociedad de lujo en la que vivo?.
Un
cristiano tiene que ir al grano y no andar con medias tintas. Jesús nos pide
que seamos radicales, sobre todo con aquello que nos aleja del propio Jesús.
Nos pide valentía ante los avatares de la vida y a no enredar más de lo que ya
están aquellas situaciones que perjudican a los más vulnerables.
El
proyecto de Jesús es claro y conciso: el Reino de Dios y su justicia pasa por
la ayuda y la apuesta a los más desfavorecidos de esta sociedad en la que nos
vemos inmersos. ¡Qué facil es ir en un camarote, en ver nuestra vida con los
ojos de quien no tiene problemas, pero qué dificil es ponerse en la piel de
quien no tien nada y está esperando que nuestro auxilio les ayude en el camino
de la vida.!.
Es todo
un reto. Ánimo