Escribe Paco Mira:
¡ RECIBAN EL ESPÍRITU SANTO!
En un mundo cada vez más materialista y más individualista,
donde el ser humano se encierra más en sí mismo y cree que lo que ocurre a su
alrededor no tiene nada que ver con su vida, Pablo nos recuerda que formamos
parte de un todo. Ser parte de un cuerpo es tomar conciencia de que lo que
sucede en otros lugares del mundo nos afecta, que cuando otro ser humano sufre,
nosotros sufrimos con las consecuencias que a él le afectan.
Las pandemias, los terremotos, las inundaciones, las guerras,
nos siguen mostrando que lo queramos o no, somos un todo y formamos un cuerpo.
Que todos estamos interrelacionados en este mundo y cuidar los unos de los
otros no tiene excusas, ni demoras.
Estamos de acuerdo que los idiomas siempre han estado de moda
por necesidades de trabajo, relaciones, comunicación, sin embargo los
discípulos que recibieron el Espíritu y se posó sobre ellos, recibieron un don
profético que les capacitaba para hablar a todas las gentes sobre la persona y
el misterio de Jesús, con el lenguaje del corazón. Todos los escuchaban en sus
propias lenguas, todos estaban capacitados para escuchar y agoger. Aprender el
idioma de la ternura y del cozarón es conectar con las situaciones que vive
nuestro mundo, para ser oportunidad y esperanza para muchos.
Poco a poco vamos aprendiendo a vivir sin interioridad. Ya no
necesitamos estar en contacto con lo mejor que hay dentro de nosotros. Nos
basta con vivir entretenidos. Nos contentamos con funcionar sin alma y
alimentarnos solo de pan. No queremos exponernos a buscar la verdad, por eso
quiero que el Espiritu me libere del vacío interior.
Ya sabemos vivir sin raíces y sin metas. Nos basta con
dejarnos programar desde fuera. Nos movemos y agitamos sin cesar, pero no
sabemos qué queremos ni hacia dónde vamos. Estamos cada vez mejor informados,
pero nos sentimos más perdidos que nunca. Quiero que el Espíritu me libere de
la desorientación.
Apenas nos interesan ya las cuestiones de la existencia. No
nos preocupa quedarnos sin luz para enfrentarnos a la vida. Nos hemos hecho más
excepticos pero también más frágiles e inseguros. Queremos ser inteligentes y
lúcidos, pero ¿por qué no encontramos sosiego y paz; por qué nos visita tanto
la tristeza?. Quiero que el Espíritu me libere de la oscuridad.
Queremos vivir más, vivir mejor, vivir más tiempo, pero...
¿vivir qué?. Queremos sentirnos bien, sentirnos mejor, pero ¿sentir qué?.
Buscamos disfrutar intensamente de la vida, sacarle el máximo jugo, pero no nos
contentamos solo con pasarlo bien. Hacemos lo que nos apetece, apetas si hay
prohibiciones y terrenos vallados. ¿Por qué queremos algo diferente?- Quiero
que el Espíritu me enseñe realmente a vivir.
Queremos ser libres e independientes, y nos encontramos cada
vez más solos. Necesitamos vivir y nos encerramos en nuestro mundo, a veces tan
aburrido. Necesitamos sentirnos queridos y no sabemos crear contactos vivos y
amistosos. Quiero que el Espíritu, realmente me enseñe a amar.
En nuestra vida no hay sitio para Dios. Su presencia ha
quedado reprimida o atrofiada dentro de nosotros. Llenos de ruidos por dentro,
ya no podemos escuchar su voz. Volcados en mil deseos y sensaciones, no
aceertamos a percibir su cercanía. Sabemos hablar con todos, menos con él.
Hemos aprendido a vivir de espaldas al Misterio. Que el Espíritu, me enseñe a
creer.
Me gustaría encontrarme con hombres y ser un hombre abierto
al Espíritu. Junto a ellos es fácil percibir la falta de unidad interior, el
vacío y la superficialidad de nuestras vidas. Ellos son fuente de luz y vida.
Aman con ternura a gente que no conocen. Dios les hace vivir en unión profunda
con la creación entera.
Creyentes, no creyentes, malos creyentes, así peregrinamos
todos muchas veces por la vida. En la fiesta del Espíritu Santo a todos nos
dice Jesús lo mismo que les dijo a los discípulos «reciban el Espíritu Santo”.
Ese Espíritu que sostiene nuestras pobres vidas y alienta nuestra débil fe
puede penetrar en nosotros por caminos que solo él conoce.
Espíritu Santo , ven
Hasta
la próxima
Paco
Mira