Reflexión del Párroco

SONREÍR Y ALGO MÁS



Ayer subí caminando  la larga y empinada calle de mi pueblo. Me sorprendió que todas las personas, absolutamente todas, me sonreían. Bueno, aclaro. Las personas a las que me refiero estaban en los carteles de las farolas. Y todas, absolutamente todas, además de sonreír, me pedían el voto. No está mal.  Son buena gente porque las conozco y sé que tienen buenos deseos para mi pueblo y para mi isla.  Otra cosa es que la sonrisa sea sincera y otra cosa es  que estén capacitadas para gobernar justamente sin privilegiar a su gente en detrimento de los que no tienen su amistad o su misma  forma de pensar.

Me gusta que me sonrían pero no sólo ahora que necesitan de mí. Cuando alguien está pasando una mala situación económica o necesita un permiso determinado, no busca ni quiere la sonrisa del político. Quiere la solución a su problema, quiere ser escuchado y  atendido  responsablemente.

Supongo de verdad que todos estos hombres y mujeres de mi pueblo y de mi isla  que aspiran a ser elegidos para gobernar están llenos de buenas intenciones. No me gusta esa frase que a veces escuchamos o decimos: Total, todos los políticos son iguales. No. Los hay malos, muy malos, buenos y mejores. Los hay trabajadores y los hay interesados y egoístas. No son todos iguales.

Tampoco estoy de acuerdo con los que opinan que no van a votar porque eso no sirve para nada. Yo sí  quiero tomar parte con mis otros vecinos en la mejora de mi tierra. Y es responsabilidad mía, muy seria, la  de poner un granito de arena proponiendo  los nombres de las personas que considero mejor preparadas o  más justas. Aunque me equivoque. Aunque no gane la candidatura que propongo. Pero creo que hay que votar.  Y si voto, tengo todo el derecho del mundo a exigir, a quejarme si lo veo necesario. Si no voto parece como si no me interesara este pueblo ni esta isla. Y nada peor que ser indiferente a lo que se haga o no se haga.  Que no es lo mismo que haya o no haya centros para atender a los mayores o que la playa esté mejor equipada o que haya o no haya ayudas eficaces para los más pobres. O que se atienda a los jóvenes o que se cuiden o no los espacios públicos. Por eso iré a votar.

Yo sé que una sonrisa ayuda. Pro no quiero pedir sonrisas ni abrazos a los políticos. Quiero pedir que quieran al pueblo y se preocupen por él. Y que no engañen. Sólo le pido a Dios que nada me sea indiferente. Ni el dolor de los demás, ni las injusticias, ni el engaño. Y como sé que no son todos iguales, el día 28 pondré mi voto en la urna.

 

 

CANCIÓN:   SÓLO LE PIDO A DIOS: Ana Belén y Víctor Manuel

https://youtu.be/Vi2yE7Nd7Fo