Escribe Paco Mira:

PUES ES VERDAD: POCA FE


 

 Pues creo que a lo largo de la historia hemos querido templos llenos a rebosar. Incluso siempre que hemos ido a una reunión, la pregunta siempre ha sido la misma: ¿había mucha gente?. Daba, o da la impresión, que el nivel de creencia es matemático: a mayor número de gente, más creencia entre los asistentes. Y creo que no. Que nos equivocamos en la apreciación, que la cantidad no mejora la calidad: ¡ojala fuera así, que la cantidad fuera síntoma de la calidad!

El relato del evangelio de este fin de semana, podría ser el relato de nuestra situación de fe en los tiempos actuales. Marcos nos habla de una escena, parece, dantesca: temporales, lluvia, viento.... y aparece el miedo. ¿nos suena?. Si nos damos cuenta, seguro que nosotros hoy, después de la pandemia, que fue la tempestad, la lluvia, el viento... las consecuencias han sido las mismas: agarrarnos a donde podemos, echar la culpa a quien sea porque esto que creíamos intocable, resulta que ya no funciona. Viendo el resultado del relato evangélico, parece que no hay solución. Hoy en día, parece que tampoco hay solución, por más que ahora, de prisa y corriendo, intentemos dar soluciones, buscar alternativas.... pero claro, seguro que llegamos tarde.

Jesús propone una salida: ir a la otra orilla. Creo que a nosotros es lo que nos falta, dar el paso para ir al otro lado, cruzar de acera, pasar a otro lugar que nos de la seguridad de que lo que hacemos es lo que tenemos que hacer. Salir de lo rutinario para que el evangelio llegue a su destinatario con savia fresca, con otro fragor y con otra fragancia. Creo que nos estamos negando a reconocer que es el mismo Dios el que está conduciendo a su Iglesia hacia un puerto más seguro y fiel a Jesús y a su evangelio.

No estamos escuchando el grito de Jesús que nos está llamando cobardes por no ir a la otra orilla. Seguimos buscando la seguridad en el pasado, en lo que probablemente ya no nos sirve; seguimos intentando dar respuesta a un mundo increyente, falto de motivación de fe, falto de testimonio de los que estamos dentro, en modelos del pasado, pero en un mundo necesitado más que nunca de esperanza.

A veces en nuestra querida Iglesia seguimos cultivando el miedo. Seguimos cultivando la normativa, la legalidad... pero dejamos de cultivar el evangelio del amor, de la caridad...de la confianza que le hace gritar a Jesús, que por qué tenemos miedo y que vayamos al otro lado.

Ahora que hemos pasado la figura de Juan, el Bautista, la figura del que fue ajusticiado por no tener miedo, por ser fiel a su convencimiento y por proclamar y anunciar a los cuatro vientos que Jesús de Nazaret es aquel a quien no merecemos desatarle la correa de las sandalias: ¡ cuantas sandalias que van dejando huella en el camino de la vida por no ser cobardes, por cruzar a la otra orilla y por tener aunque sea un poquito de fe!.

A nadie se nos pide tener un montón de fe, se nos pide como un grano de mostaza, como una semilla pequeña que con el tiempo ya dará fruto. Aprovechemos los tiempos que corren para dar testimonio de nuestra fe; aprovechemos los tiempos que corren para poder dejar miedos a un lado y con valentía y honestidad anunciar que la buena nueva, merece la pena.

 

         Hasta la próxima

         Paco Mira