Escribe Paco Mira:
PERO, ¿QUIÉN DIJO MIEDO?
Alguien dijo que el miedo
era libre. Y el miedo es algo que no se puede medir, como el dolor. " ¡No
tienes que tener miedo!, ¿por qué no?". Se lo decimos a nuestros hijos, a
los mayores, y sobre todo cuando nosotros no tenemos que pasar por ningún
trance que suponga una prueba de valentía. Ahora que está tan de moda las
vacunas, somos los primeros que decimos que no hay que tener miedo, pero ¿quién
dijo miedo?. Muchos de los que dicen esto, no se vacunan. También hubo quien
dijo que los cementerios estaban llenos de valientes.
Pero el miedo no es algo nuevo. Es algo tan antiguo como el
hombre mismo. Probablemente el tener miedo nos ha hecho que sigamos como
especie en la tierra, pues de no tenerlo igual nos hubiéramos o nos hubiesen
extinguido. Por lo tanto el miedo es un mecanismo de defensa que nos puede
salir bien.
A nivel religioso, ¿ de qué tenemos miedo?. Nos quejamos un
montón de que las cosas no funcionan y las que lo hacen lo hacen mal; nos
quejamos que en la Iglesia en vez de ir para adelante, vamos para atrás; nos
quejamos que los jóvenes ya no están con nosotros en las celebraciones, etc...
nos estamos quejando siempre y , a veces, de lo mismo.
Pero es curioso que las mujeres (siempre las benditas mujeres
las primeras) al llegar al sepulcro, alguien les dice "no tengan
miedo", las mismas palabras que el Papa Juan Pablo II dijo el día de su
proclamación, "no tengan miedo". El del sepulcro invita a la
confianza; la seguridad de sus palabras llevan a no asustarse, a abrirnos a lo
nuevo, aunque sea desconocido. Incluso a esto, no hay que tenerle miedo.
Pero nada más salir del sepulcro, los discípulos están con las
puertas cerradas por miedo. No son capaces de aliviar la pena de la pérdida con
la certeza de la Vida, con la certeza del impulso de seguir adelante a pesar de
las dificultades. Hoy en día creo que nos pasa lo mismo. Cerramos y nos
cerramos pensando que lo tenemos todo "atado y bien atado" y
cualquiera que llegue nos lo desata en un abrir y cerrar de ojos.
Hoy el mundo, nuestro mundo, necesita más que nada de nuestro
testimonio. Hoy el mundo necesita más que nunca de abrir las puertas, primero
de nuestro corazón para que - como decía el Concilio - seamos capaces de
abrirnos a nuevas realidades, sin miedo, con valentía, sin necesidad de
cortarnos ante nadie ni ante nada. Hoy el mundo, necesita abrir las puertas de
nuestra Iglesia (no de nuestros templos, que igual también), como institución y
sacudir alfombras con polvo ancestro que lo único que hace es provocar reacciones
alérgicas de muchos de los que están fuera y también de los que están dentro.
El abrir puertas puede ser la respuesta a tantas interrogantes
de tanta gente que se pregunta el por qué de muchas cosas. Nuestro Papa
Francisco nos invita constantemente a la ventilación de nuestra fe, de nosotros
como portadores de la misma y de la Iglesia como custodia de esa fe.
Los Apóstoles tenían miedo, pero Jesús les dijo que la paz esté
con ustedes. Muchos necesitan tocar para creer. Muchos necesitan testimonios
diarios para poder decirle al mundo que lo que acabamos de celebrar no es un
cuento, sino una realidad.
"Dichosos los que crean sin haber visto", y les añado
"Muéstrame tu fe sin obras, que yo por las mías te diré que Jesús de
Nazaret está vivo". ¡Qué fácil en el papel, pero qué difícil en la vida!,
pero ¿quién dijo miedo?.
Amigos, no tengamos miedo. Gritemos a los cuatro vientos que
Jesús de Nazaret merece la pena, que está vivo y que camina con nosotros.
FELIZ PASCUA
Hasta la próxima
Paco Mira