Escribe Paco Mira:
SE ACABARON LOS DESAHUCIOS
Parece que una de las medidas que una parte
del gobierno quiere implantar es precisamente la de que no existan los
desahucios. Es decir, que no haya una ligereza por parte del dueño de una casa
que si un inquilino no paga lo ponga de patitas en la calle. Claro, no a todo
el mundo le sienta bien esa idea, puesto que el que alquila una casa, es un
dinerillo que le entra y si no le pagan los impuestos le comen.
Este fin de semana la liturgia nos
invita a buscar alojamiento. Más que alojamiento casi digo que nos invita a
buscar, sobre todo a raíz de la pregunta que Jesús le hace a sus amigos, ¿qué
buscan?. Claro que si en pleno 2021 le hacemos a la gente la misma pregunta que
Jesús, la respuesta no se hace esperar: salud, salir del erte, encontrar
trabajo, etc...
Para muchos, la vida es un gran
supermercado y lo único que interesa es adquirir objetos con los que poder
consolar un poco su existencia, o escapar de la enfermedad, de la soledad, de
la tristeza, del miedo. Otros, quizás, ya no pueden más, lo que quieren es que
se les deje solos, olvidar a los demás y ser olvidados por todos. No
preocuparse de nadie y que nadie se preocupe por ellos.
Muchos buscamos cubrir nuestras
necesidades diarias y seguir luchando para ver cumplirse nuestros pequeños
deseos, pero nunca el gran deseo. Se dice que los hombres y mujeres de hoy, han
olvidado a Dios, pero la verdad es que si nos interrogamos con un poco de
honradez, no es fácil borrar del corazón la nostalgia de Dios.
Los amigos de Jesús, le preguntaron
¿dónde vives?. Buena pregunta para el que busca. ¿Dónde está su casa para poder
compartirla, si realmente lo sigo buscando?. Jesús les invita a conocerla y
debe ser que les gustó que se quedaron aquel día con él en la casa.
Estos días en los que realmente se ha
vuelto a poner de manifiesto nuestra vulnerabilidad (hace menos de un año nos
sacudió un bichito y todavía estamos temblando porque no estamos preparados;
ahora nos sacudió una nevada y seguimos temblando porque tampoco estamos preparados)
han aparecido infinidad de casas donde habita Jesús y que nos ha invitado a
entrar: cuantos amigos desconocidos han ofrecido sus coches para trasladar
enfermos a hospitales o a sus residencias; cuántos han ofrecido su tiempo para
prestar una manta o un buchito de café; cuántos han sido generosos en la
paciencia, en no molestar más de la cuenta para que las autoridades pudieran
actuar. Cuánta solidaridad, escondida o no, se ha manifestado en estos días.
¡Cuántos pisos tiene Jesús, el de
Nazaret, para poder quedarse!. Cuantos lugares de músculo cardiaco llamado
corazón alberga que hace muy poco se hizo humilde y nació al amparo de un
pesebre con un buey y una mula como testigos.
Jesús sigue invitando: vengan y vean
donde vivo. Por eso si lo buscamos con un corazón sincero, probablemente lo
encontremos y además él nos llamará a cada uno por nuestro nombre, como hizo
con Pedro. Que bueno es tener una confianza con el dueño de la casa, donde uno
pueda expresarse libremente. Ojalá que Jesús no sufra el desahucio en nuestro
corazón. El siempre cumple con el compromiso hacia nosotros, pero ¿nosotros?
Amigos, estamos en el camino del 2021.
Ojalá que nos depare un montón de alegrías y de ningún desahucio.
Hasta la próxima
Paco Mira