Escribe Paco Mira:
AÑORO, A VECES, VIEJOS CHRISTMAS
Hay gente a la que no le gusta la Navidad y
todo lo que esta conlleva. También es verdad que hay quien la vive de una
manera excepcional y está todo el año deseando que llegue, porque es su fiesta
preferida. Los que peinamos ciertas
canas, quizás hayamos vivido una navidad nostálgica, no sé si idílica, pero una
Navidad sentida, querida, disfrutada. Recuerdo que cuando era pequeño, mi
abuelo tenía varios rituales en estas fechas: las participaciones de lotería (1
peseta, 5 pesetas..seguro que muchos de hoy en día saben de lo que hablo y
otros preguntarán lo que digo) que iba encontrando en diferentes comercios o
cafés que tomaba. Me gustaba el colorido de aquellas participaciones, olían no
a papel, sino a Navidad.
Pero también, y era otro ritual, era el
de los Christmas. Con antelación suficiente compraba unos cuantos y a lo largo
de toda una mañana se dedicaba, con esmero y cuidado, a escribir todos y cada
uno de ellos. No era lo mismo enviar un christma a un familiar, que a un amigo
especial, o que a alguien con quien había tenido una relación laboral, o incluso
a un amigo de toda la vida. Se cuidaba la letra, eran escritas a mano, se
procuraba no equivocarse. Cada uno que escribía, seguro que le recordaba su
cara, alguna anécdota, algún gesto que le llevaba a escribir lo que escribía. Para
mi abuelo, y para muchas de las generaciones como las de mi abuelo y alguna
posterior, era todo un ritual.
¡Cómo han cambiado los tiempos!. Yo
creo que las ONG que en algún tiempo
fomentaban los christmas, ya tienen que buscar otra forma de ingreso. Los wass,
la frialdad de los wass, han suplido a los rituales cariñosos, cuidadosos, con
esmero... de antaño. Creo que ya nadie acude con ilusión - casi infantil, casi
corriendo - a los buzones de correos caseros a comprobar si ha habido alguien
que se ha acordado de felicitarnos. Ahora los wass son el reenvío de alguno al
que también se lo reenviaron y ya no nos molestamos en cuidar a quien se lo
enviamos. Quizás hemos perdido hasta la cortesía.
Me gustaría, ahora que comenzamos el
nuevo año, que recuperemos lo válido y valioso de nuestras relaciones, al
ejemplo de antaño o no. Me gustaría que aunque tengamos mascarilla se nos note
que seguimos esbozando una sonrisa que el que nos ve lo nota. Me gustaría que
fuéramos capaces de dar abrazos con la mirada, porque no podemos acercarnos
todavía. Ojalá que seamos capaces de dar millones de besos volados e incluso
alguno robado que demuestren que sigue siendo, también todo un ritual y un
bello gesto de cercanía y de amor.
Hemos celebrado la jornada mundial de
la paz, y van 54. Ojalá que con una hubiese bastado, pero nos tienen que
recordar que matarnos entre nosotros no tiene ningún sentido. Y este domingo se
nos vuelve a recordar que al principio existía la Palabra y que sigue
existiendo. La Palabra no era wass, es hecho persona, humano, es la presencia
plena de Dios en su hijo. Es la escritura (como el christma de mi abuelo) hecha
realidad en un mundo cada vez más necesitado de esa Palabra. En un mundo donde
la distancia social se ha convertido en una disculpa para distanciarnos más
entre nosotros, para no tener las relaciones sociales y familiares que tan
necesarias son.
Amigos. Corramos, como cuando llegaba
un christma al buzón de la casa de mi abuelo, para que nadie nos diga que vino
la Palabra y no la hemos acogido. Brindemos por un año nuevo, distinto,
diferente... donde las personas también hemos de ser nuevas.
FELIZ AÑO
Hasta la próxima
Paco Mira