Diario de un cura
TODO LO HAGO NUEVO
¿Y qué novedad les cuento hoy?
Hacía tiempo que no tocaba este
cuaderno ya algo amarillento en donde, arriba, con letra irregular, escribí hace
años: Diario de un cura.
Hoy me sentí con ganas de
escribir de nuevo. Bueno. Más bien me lo hicieron sentir. Partió de Fefi, una parroquiana muy activa. Bastó que ella,
al acabar la misa del viernes, me preguntara que por qué ya no publicaba nada. La pregunta me siguió rondando varios días.
Me llegó al alma tu pregunta, Fefi. Y no cayó en saco roto. Además, me alegra que
tú y otras personas entren en mi Diario. Porque la vida de un cura está llena de las
vivencias y reflexiones que la vida parroquial ofrece. El diario de un cura es, en gran
parte, el diario de la parroquia. Y la
parroquia o está renovándose, o envejece
rápidamente y se muere. Hay que hacer
que cada día sea distinto al anterior.
Y en estos últimos meses la
vida es tan distinta que parece que estamos estrenándolo todo. Por un lado, los coletazos (espero que los últimos) de la
pandemia del coronavirus y los comienzos
de una crisis que va a afectar negativamente a muchísima gente de nuestros pueblos.
Empezamos una nueva era.


He recordado mucho las palabras
de la Biblia:
“Vi un cielo nuevo y una tierra
nueva…Vi bajar del cielo la nueva Jerusalén. Y dijo el que estaba sentado en el
Trono (Dios):
-He aquí que hago nuevas todas las cosas”.
Que Dios nos haga a todos más
nuevos. Aunque los años sean más.