Escribe Paco Mira:

 LA PUERTA NO SE ABRE SOLA

                Hace algún tiempo que un compañero de trabajo me comentaba que nunca había entendido este evangelio: que qué tenía que ver el cristianismo, los cristianos, la gente de a pié... con un aprisco o rebaño de ovejas. Me preguntaba incluso si no habría otro ejemplo mejor que el de las ovejas. La verdad es que en un principio me dejó pensando si no tendría razón, pero después me di cuenta que a veces en la Iglesia, en nuestras catequesis, los que somos agentes de pastoral.... no explicamos como deberíamos explicar muchas de las imágenes que aparecen en el evangelio.
         Cuando estamos viviendo una situación como la de ahora: de dolor, de sufrimiento, de contagio, de miedo, de quedarnos encerrados en casa, de cumplimiento o incumplimiento de las normas... me viene a la cabeza la imagen de mi amigo. Si fuera ahora se lo explicaría mejor. Mejor que en aquel momento - y si fuera ahora también - no lo entendiera.
         No somos ovejas. No somos animales, pero sí tenemos un padre que mima, cuida, besa, acaricia, sonríe, aplaude, canta, y muchas más cosas. Un pastor, que realmente cuide y quiera a su rebaño, seguro que conoce por su nombre, mima, acaricia, canta... a sus ovejas. Dios es igual con nosotros.
         Me emocionaba cuando en esta semana un grupo de trabajadores salía de un encierro voluntario en una residencia de ancianitos. Dejaron su familia, sus hijos, sus cosas y se quedaron con los viejitos para que estos no se contagiaran. Lo más fácil sería salir corriendo y que el último se las apañe. Pero no. Después de más de treinta días los han dejado sin ser contagiados. ¿Ven?, Dios mima, cuida, abraza, acaricia, sonríe... a cada uno de nosotros y eso es emocionante o por lo menos debe emocionar.
         No sé cual ha sido la intencionalidad de los que trabajaban en la residencia, ni en tantos y tantos hospitales. Muchos porque es su trabajo y tienen que comer a fin de mes. Pero muchos también que no teniendo turno, que pudiendo no ser contagiados, que pudiendo ir con su familia y disfrutar de su compañía, que pudiéndose quedar en la tranquilidad de su hogar.... sin embargo han decidido dar un giro y un sentido a su vida.
         Muchos de los que han estado "al pie del cañón", tienen una connotación religiosa. Para muchos Jesús es la puerta que les ayuda a poder sobrellevar la situación. Veía a un médico como antes de entrar a trabajar rezaba. Alguno miraba con cierto recelo, pero otros,  seguro que le admiraban.
         Pedro en la segunda lectura nos recuerda "si obrando el bien soportan el mal, hacen una cosa hermosa ante Dios". No se trata de ser masoquistas y poner el acento en el sufrimiento como algo positivo, sino que lo que hagamos, teniendo presente que Jesús camina con, por y para nosotros. ¡Cuántos ejemplos de entrar por la puerta que se llama Jesús se están dando estos días!. ¡Cuántos obrando el bien, el cariño, la cercanía, el aplauso...están soportando el mal!
         No quiero acabar sin recordar dos cosas. El domingo se celebra el día de la madre. Estamos convencidos que es todos los días, pero sin duda las madres han sido el GPS que nos han llevado a Jesús, han sido en muchos casos la puerta por la que nos han hecho entrar en ese redil maravilloso que llamamos Iglesia, y nos han enseñado a conocer al pastor Jesús. Cuidémoslas, mimémoslas... son únicas
         Demos ejemplo también nosotros. Muchos agentes de pastoral probablemente ni nos acerquemos, para abrir la puerta y dar ejemplo; muchos ni nos acercamos a un medio de comunicación social para compartir "on line" la fe. Si preguntamos cuantos vemos la misa de la tv, de la radio... pues seguro que nos sobran dedos de la mano, porque sencillamente no es prioritario, y a lo mejor damos catequesis o estamos en liturgia o somos de un coro.
         No nos olvidemos que Jesús sigue siendo la puerta, pero esta no se abre sola. Tenemos que poner de nuestra parte.

         Hasta la próxima
         Paco Mira