Escribe Paco Mira:
CUADERNO DE SEMANA SANTA:
TENER Y NO PODER CELEBRARLO
Me sigo solidarizando con todas
aquellas víctimas de este maldito virus, con todos aquellos a los que se les ha
ido un familiar (cercano o lejano). Pero seguro que con el paso del tiempo
alguno verá el lado positivo de esta tragedia: "si el grano de trigo no muere...". Pero por el momento lo
vamos a dejar en tragedia, que es lo que es.
Los canarios somos muy dados a tener
ciertas fechas para poder disfrutar de aquello de lo que vivimos. Siempre la semana
santa ha sido el pistoletazo de salida para poder empezar a disfrutar de la
playa, si bien es cierto que muchos la disfrutan durante todo el año. Pero en
principio, parece que este año nos vamos a quedar con las ganas.
Pero dentro de lo malo, dentro de los
recortes, dentro de lo complicado de la situación, puede ser una gran
oportunidad para valorar aquello que tenemos, que siempre vamos a tener, pero
que este año no podemos celebrarlo. Sería una buena oportunidad para darnos
cuenta si de verdad apreciamos, queremos, sentimos... la fiesta más importante
para un cristiano.
Muchos, en condiciones normales, ya
anteponían la playa, el apartamento, el viaje... a los actos litúrgicos y
religiosos. Pero me estaba resultando curioso como en los últimos tiempos
nuestros templos se estaban llenando cada vez más de gente que compartía y en
la mayoría de los casos, vivía la fe.
Comenzamos nuestro recorrido con una
celebración. Con una fiesta. Mi abuela, siempre me contaba que cuando ella era
pequeña y a la ciudad llegaba uno de los grandes mandatarios mundiales, la
ciudad se paralizaba y todo el mundo salía a la calle. Para el mandatario
nacional, era un orgullo el ofrecer al que venía de fuera, que la gente -
aunque fuera mentira - le apreciaba, le aclamaba, le aplaudía....
Algo parecido y contradictorio debió
sucederle a Jesús: una ciudad entera se agolpa en las calles para dar la
bienvenida a alguien montado en un burro. Alguien al que la gente tenía sus
dudas sobre su identidad, puesto que muchos se preguntaban ¿éste no es el hijo de José el carpintero?. ¡Ojalá todos los
carpinteros del mundo (carpinteros, electrecistas, sastres, costureros,
camareros/as de piso....) fueran aclamados por una muchedumbre que en
condiciones normales necesitarían de ellos para poder disfrutar de sus
vacaciones.
Pero somos contradictorios. Los mismos
que lo aclaman el domingo, lo asesinan el viernes. Precisamente este domingo se
leerá un relato breve (en algunos lugares) de ese terrible suceso que con mayor
amplitud se leerá el viernes santo. El ser humano, pasa a veces de la
racionalidad más absoluta a la irracionalidad más desesperante.
Esta semana santa nos toca disfrutar de
la soledad. Podremos apreciar lo que tenemos pero no podemos compartir. Pero
también es un momento para compartirlo con los más allegados, eso sí: en casa.
Con la familia, con la pareja, con los hijos. Escalofriante fue ver la imagen
del Papa en aquella tremenda plaza de San Pedro solo, solamente con Marini y
rogándole al Padre, casi exigiéndole, que nos ayude a salir de esta tempestad.
Amigos. Celebremos y compartamos en
familia aquello que en circunstancias normales, lo haríamos con todos los demás
Feliz Semana Santa
Hasta la próxima
Paco Mira