Escribe Paco Mira:


CUADERNO DE CUARESMA: UN ENCUENTRO DE SEDIENTOS
 Quien sabe más que un servidor, que es la mayoría, dice que podemos pasar más de un mes seguido, sin ingerir alimentos, pero da la casualidad que no puede pasar una semana sin que ingiera líquido, especialmente agua. Y todo esto debido a que mayoritariamente nuestro cuerpo está formado por agua, algo que necesitamos para sobrevivir; por eso la sed insatisfecha puede llegar a torturar a quien la padece. Pero claro, también está la sed no física, sino humana, que estando insatisfecha, puede también llegar a torturar.
Jesús llega a Sicar y también tiene sed. Le dice a aquella mujer "Dame de beber". Es curioso como los samaritanos y los judíos no se llevan y coinciden en lo vital de la vida: el agua. La samaritana no entiende que lo que está pidiendo Jesús es el agua de la reconciliación, el agua del perdón, el agua que cura ciertas heridas que están abiertas pero que no se ven a simple vista. Es más nos cuesta dar el primer paso para pedir perdón.
El pueblo judío (en la primera lectura) se lo echa en cara a Moisés. Pero claro, también la samaritana sale al encuentro del agua, va al pozo y se encuentra con la sorpresa. A veces lo vital de la vida es sorpresivo, no lo esperamos, pero lo mismo que ella sabía dónde tenía que ir con el cubo a buscar el agua, malo es si nosotros no tenemos claro a donde tenemos que ir para saciar la sed que nos inunda.
Jesús aboga por saciar una sed, con un agua de reconciliación entre Dios y el hombre (representado en los dos pueblos); aboga por saciar la sed del diálogo perdido muchas veces no solamente entre los hombres sino también entre el hombre y Dios (representado en el diálogo con la samaritana). Un diálogo también de acogida.
La samaritana podría haber echado a Jesús de aquel lugar, sin embargo accedió al diálogo, a la escucha, a la paciencia, a no tener prisa... a disfrutar de un vaso de agua. La sed de la samaritana queda saciada cuando se da cuenta de quién es el interlocutor que tiene enfrente. Cuando ella se da cuenta de sus limitaciones, cuando ella se da cuenta que viviendo en el rencor y el odio, cuando ella se da cuenta que viviendo en el silencio de quien no quiere dialogar y hablar... es cuando puede vivir en transparencia y honestidad con ella misma, cosa que hasta la fecha no había podido conseguir.
Decía antes que lo crucial de la vida a veces se da en lo sencillo y cotidiano. Es curioso como desde que nos levantamos hasta que nos acostamos infinidad de veces Dios se sienta con nosotros en el diálogo, en la escucha, en la paciencia... y nosotros seguro que no nos damos cuenta o quizás no queramos darnos cuenta. ¡Cuántos Jesús pasan a nuestro lado que nos dicen dame de beber! y nosotros sin querer o queriendo cruzamos la calle, nos damos media vuelta, miramos para otro lado....
No cerremos la puerta a todo aquello que nos sirva para encontrarnos, como si es un vaso de agua. A veces ponemos infinidad de excusas para no acudir al pozo que nos sacia.
Este domingo es el domingo del encuentro de sedientos: Jesús tiene sed de ti, pero tú, yo...¿tenemos sed de él? Feliz Cuaresma. Hasta la próxima
Paco Mira