Escribe Paco Mira:
ZAQUEO, PACO, LUISA...¿TE ENCUENTRAS O SALES AL ENCUENTRO?

Maravillosa la reflexión de Unamuno. Creo que algo parecido le ha sucedido a Zaqueo: No era capaz de ubicarse, de colocarse, de encontrarse y… se hizo el encontradizo, aunque para ello tuviera que subirse a una higuera. Quiso saber lo que pasaba y al que pasaba y las casualidades provocadas hicieron que le señalara con el dedo, que le llamara por su nombre, y que le dijera, hoy me hospedo en tu casa.
Me da la impresión que nosotros no estamos buscando como Zaqueo. Estamos en la higuera, no subidos a ella. Jesús sigue pasando entre la multitud, entre la cantidad de gente que nos rodea. Hay infinidad de situaciones en la vida, de momentos, de rostros, de gestos, de caras… que nos señalan con el dedo y que nos llaman a cada uno por nuestro nombre. Nuestra fe, el programa de todos los santos, de todos nosotros, las bienaventuranzas, tiene que ser un encuentro personal con Jesús.

El oír nuestro nombre requiere una respuesta. Ojalá que no tengamos miedo como Unamuno a reconocer nuestra pequeñez como Zaqueo y que busquemos aplicar las bienaventuranzas puesto que es el mensaje propio del que llama a no estar en la higuera.
Hoy, nuestro mundo y nuestra posición en el mundo, nos lleva a estar vivos. No nos quedemos solamente con la visita al cementerio; no nos quedemos con la visita al lugar de la paz y de la tranquilidad. Seamos ágiles en conocer aquello que el Concilio llegó a llamar los signos de los tiempos, bajemos de nuestra higuera personal, seamos capaces de encontrarnos y dejarnos encontrar y comencemos a abrir las puertas de nuestra casa, de nuestro corazón, puesto que hoy va a quedarse con nosotros.
Hasta la próxima
Paco Mira