Escribe
Paco Mira:
¿POR QUÉ TIENEN/TENEMOS PRISA?
Vivimos en la época de la inmediatez: o las
cosas suceden ya o sino no suceden. Lo que tenemos que hacer lo hemos de hacer
pronto; no soportamos las colas en un banco. No soportamos que cuando estamos
en el médico, el que está dentro, tarde
su tiempo en ser observado y reconocido, vamos a misa y como el cura tarde más
de lo previsto probablemente no volvamos a esa iglesia porque "el cura es
un pesado". No sé por qué necesitamos vivir en la prisa, en el cuanto
antes mejor...
Probablemente este "estrés"
que estamos viviendo sea el reflejo de infinidad de esquelas con gente de una
edad media de fallecimiento, víctimas de eso que llamamos infartos. Nuestros
abuelos no tenían prisa ni para comer; nuestros abuelos se guiaban - muchos de
ellos - por el sol y no había tantos infartos como ahora... y nosotros seguimos
con prisa. Quizás también las nuevas tecnologías hacen que esa inmediatez la
vivamos con más intensidad: antes una carta a Nueva Zelanda tardaba dos meses y
la respuesta la esperábamos con una impaciencia infinita, ahora un wass lo
enviamos y sobre la marcha nos contestan. ¡Qué rapidez!
Dios, este fin de semana nos invita a
la paciencia. Pero paciencia con lo que nos rodea y con nosotros mismos. La
higuera tiene su tiempo y no hay por qué cortarla si vemos que sobre la marcha
no da su fruto. Si fuera por eso muchos de nosotros tendríamos que estar medio
arrancados. El mundo, nuestra vida,... es un terreno sagrado y por ello - como
en la primera lectura - deberíamos de quitarnos los zapatos para no profanar el
encuentro con el Dios de la vida. Nuestra higuera ha de ser podada con
frecuencia, no solo para no cortarla, sino para que el rostro de Dios en los
hombres y mujeres que nos rodean y que nos visitan pueda ser contemplado en
todo su esplendor.
Es curioso que en muchos parques y
jardines se nos pone un cartelito, "prohibido pisar el césped" y lo
cumplimos o nos descalzamos para no estropearlo, pero no por ello arrasamos con
el campito que nos rodea. El rostro de Dios, Dios mismo, es sagrado que incluso
no tiene ni nombre, "yo soy el que
soy, el que está con ustedes", es el Dios que nos guía y nos acompaña
y por ello el hermano con el que me encuentro es tierra sagrada. Una tierra a
la que debo y tengo que respetar.
La cuaresma es sin duda el tiempo
propicio para el “arreglo del armario”, para tomarnos con calma la
reorganización de nuestra vida y de nuestro quehacer diario. Probablemente
digamos que no tenemos tiempo, que estamos demasiado ocupados en ello y por ello
– valga la redundancia – vuelvo a preguntarme, ¿qué prisa tenemos?. Dios
siempre tiene la paciencia adecuada para que como la higuera, ¡ya tendremos
tiempo a cortarla, dejémosla un poquito más!. ¿Qué pasaría si Dios, a la
primera de cambio, cortara por lo sano?,
¿Qué pasaría si un padre no le diera una segunda oportunidad a sus hijos?.
Pues nos queda trabajo ni nada y tarea
que hacer. No tengamos prisa. Tomemos con calma para saborear, cual buena y
suculenta comida, que la paciencia es una virtud.
Feliz
Cuaresma
Hasta la próxima
Paco Mira