En un tiempo era común contar historias de espíritus y fantasmas. De muchachillo me gustaba escucharlas aunque después estuviera imaginando brujas o escuchando voces o ruidos que te llenaban de miedo. Yo pensaba que eso eran cosas de otras épocas. Pero no. Todavía hay mucha gente que, cuando ocurre algo para lo que no encuentra explicación lógica, enseguida pone a volar la imaginación y ya te habla directamente de fenómenos paranormales, brujería o espíritus venidos de no se sabe dónde. A veces incluso, relacionados con familiares o amigos difuntos.
Hace unos días una
señora me dijo que tenía que contarme algo muy extraño y dejé que me lo
contara. Con toda clase de detalles fue narrando la historia:
- Anoche, en la casa donde cuido a una señora
mayor y con difícil movilidad, dejé una
ropa sin doblar sobre la mesa. Me fui a
dormir, pensando que al día siguiente, acabaría la tarea. Cuando me levanté, sorpresa. La ropa estaba
bien doblada y colocada. No había más personas en la casa. Estaba todo cerrado.
Y si la señora que cuido se hubiera levantado,
la habría escuchado ya que usa tacataca y además yo estoy en su misma
habitación.
Y la mujer seguía
convencidísima de que algo sobrenatural había
pasado.
Con mucha seguridad le respondí.
- O una de ustedes dos es sonámbula y se levantó
para acabar la tarea, o la otra señora
se levantó de madrugada sin hacer ruido para no despertarte.
Pero me di cuenta que
la señora, incrédula a mis palabras, estaba buscando que le confirmara en lo
que rondaba sus pensamientos: que aquello tenía que ver con espíritus venidos
del más allá.
Pero un día después la mujer, algo
decepcionada, me dijo:
-
Sí, parece que una nieta que no vive en la casa vino más tarde, por pura
casualidad, nos vio dormidas y se puso
a doblar la ropa.
-
Me extraña cómo sigue habiendo tantas personas que creen en espíritus, en
horóscopos, en brujería, en la santería … y después les cuesta tanto creer en
Dios o creer que el único Espíritu que ronda en torno a nosotros es el Espíritu
bueno, el Espíritu de Dios. El que viene a traernos alegría.
Precisamente este
domingo próximo celebramos que Jesús nos envía su Espíritu, su Espíritu Santo:
El día de Pentecostés . De verdad tengo
ganas de tenerlo siempre conmigo. Y Jesús dijo que se lo pidiéramos. Y ese sí que
viene, sin ser un fantasma y nos anima y ayuda y nos da paz.
Hoy podemos sentirlo en nosotros. Y ese no da miedo sino todo lo contrario. Alegría. Esta tarde a las 8, muchos cristianos vamos a reunirnos en la iglesia de San Rafael de Vecindario, le decimos al Espíritu Santo que venga. Y vendrá. Y nos dará toda la fuerza que necesitemos para doblar la ropa, trabajar y animarnos a seguir a Jesús.
ENLACE DEL AUDIO EN RADIO 10 INGENIO
https://go.ivoox.com/rf/129050609