Pablo tiene unos 40
años y este mismo mes hace su hija la primera comunión. Él ha asistido
habitualmente a las reuniones de padres.
Y todos los domingos acompaña a su niña a la misa de la parroquia. Dice que se ha sentido como si también
estuviera preparándose para la primera comunión. Lo ha contado así:
- Cada domingo he participado en la eucaristía
a la que va mi hija con su catequista, he visto las actividades realizadas
y he cantado con los niños, incluso con
los gestos de las canciones. Poco a
poco, me he sentido uno más del grupo, aunque con treinta y pico años más Tanto me he identificado, que he vivido con
parecida emoción la cercanía de la primera comunión. Sin haberlo pretendido he
tenido una experiencia magnífica de fe.
Y me ha hecho sentir más cerca de Dios y más cerca de esta parroquia de
Ingenio.
Esto decía Pablo. Pero hace años he escuchado opiniones
distintas de padres, sacerdotes y catequistas. Algunos, incluso han propuesto
que se supriman las primeras comuniones porque el acto religioso, con mucha
frecuencia, se convierte en un acto meramente social donde lo que priva es la
fiesta, los vestidos y los regalos. Yo no pienso así, que conste. Me acuerdo de la parábola del evangelio que
dice que cuando en una plantación de trigo nace también la cizaña que es una
mala hierba, no hay que arrancarla porque puedes arrancar junto con la cizaña,
las espigas de buen trigo.
Hay niños y niñas que
viven con mucha devoción y amor su comunión. Y hay catequistas que transmiten
la fe con la alegría del evangelio poniendo todo su corazón.
Y hay padres, como mi
amigo Pablo, que viven una experiencia que da sentido a su vida cristiana. Como
si fuera su primera comunión, aunque tenga más de 40 años.
Les invito a escuchar y cantar, si lo desean, con los niños y niñas de la primera comunión. Y también con Pablo y otros padres y madres:
TOMADO DE LA MANO CON JESÚS YO VOY
ENLACE DEL AUDIO EN RADIO 10 INGENIO
https://go.ivoox.com/rf/129370500