Qué bonito, diremos los que después pasearemos en procesión sobre la sal. Qué pena que esta belleza tenga que desaparecer en apenas unas horas. Pero no. No es una pena. Será suficiente para comprobar que quienes han hecho este arte efímero quieren decirnos que todos necesitamos hacer una alfombra de sal o de sentimientos o de corazones para recibir a Alguien.
Ese alguien es Jesús que quiso quedarse en forma de Pan para
representar a todas las personas que hay que recibir.
-Una alfombra amable que represente nuestra acogida a quienes
quieren contarnos sus problemas en el trabajo, su difícil situación económica o
LA INTERMINABLE espera para ser operados
o sentirse comprendidos.
-Una alfombra de comprensión para dar acogida a quienes, en
busca de una vida más digna, atraviesan países y continentes.
-Una alfombra de cariño para los niños y niñas que en nuestro
mismo pueblo se ven necesitados de afecto.
- Una alfombra de compromiso con los países que sufren la guerra
y el hambre.
Amigos jóvenes y adultos que este fin de semana se arrodillan para esparcir la sal. Ofrezcan ese momento para saber arrodillarse y servir siempre a los enfermos, a los pobres, a los niños y a Jesús. A Jesús que está en el pan de la Eucaristía y en cada pobre, en cada niño y en cada enfermo.
Sus manos manchadas quedan ya bendecidas con los colores de la
bondad, de la justicia y el amor.
Que Dios sea bendecido y alabado.
Lo vamos a escuchar o cantar con una canción clásica en el día de Corpus:
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