Reflexión del párroco:
Y ÉL ESTABA ALLÍ
Aquel chico entró al edificio de Cáritas muy
enfadado, justo cuando estaban cerrando la puerta:
-Es que ustedes sólo
ayudan a los moros y a los de aquí nos dejan tirados. Roberto, el voluntario, le calmó y le explicó que no, que no es así.
Que a nadie dejan tirado. Y que la mayoría de las personas a las que se atiende
son de aquí, de nuestro pueblo. Pero que cáritas no mira la nacionalidad, ni la
religión, ni la raza ni el sexo. Se ayuda a personas necesitadas. Y con los medios que tenemos.
Y allí yo vi que
estaba Jesús. En el joven enfadado,
porque en los pobres está Él. Y en quienes, voluntariamente, ayudan a los
demás. Allí, sin duda, estaba Él.
Un grupo de hombres y
mujeres se reunieron para organizar la
alfombra el día de Corpus. Hablaron del dibujo y dibujante, de los
colores, de la sal que iban a utilizar, del tiempo que necesitarían. Una
alfombra bonita para recibir a Jesús en el Pan de eucaristía. Porque también
allí, en el Pan consagrado, está Jesús. Y aquellas manos que se preparan para
expresar su cariño al mismo Jesús que
caminó por pueblos y ciudades y que ahora sale a nuestras calles humildemente,
dejándose llevar. Allí, qué duda cabe, estaba Él.
Tres amigas marcharon a la península a un santuario
dedicado a la Virgen. Más por curiosidad que por sentimiento religioso. Eran
miles las personas que querían acceder a
estar cerca de la imagen de la Virgen y todo marchaba muy lento. Pasaban ya las
12 de la noche y desistieron en su idea. Se marcharon y, muy cerca, se sentaron
en un banco en la plaza. Una señora se
acercó y ocupó el único espacio que quedaba en el banco. Ellas contaron lo que
les pasaba y la mujer les dijo: Vengan conmigo, síganme. No tengan miedo. Y en medio de la multitud
las fue llevando al interior del templo sin que nadie les negara el paso. Les
buscó un sitio que nadie había ocupado. Y cuando la imagen de la Virgen empieza a salir, sorpresivamente, se detiene
frente a ellas unos minutos. Las tres amigas agradecen emocionadas el gesto. Y
la señora que les ayudó se despide diciendo: Ustedes hagan lo mismo, ayuden a
quienes puedan.
Y ellas, impresionadas, se miraron diciendo. Algo especial ha pasado aquí.Y es que allí, no lo dudo, estaba ella. Estaba Él.
Cada día puede uno encontrarse con el Señor así.
Y es que donde hay
amor, allí está Dios. Lo dice la Biblia.
De mujeres y hombres buenos
Así que le canto a los valientes
Que llevan por bandera la verdad
A quienes son capaces de sentirse en la piel de los demás
Los que no participan de las injusticias
No miran a otro la'o
Los que no se acomodan
Los que riegan siempre su raíz...
La escuchamos. Rozalén canta GIRASOLES