Escribe Paco Mira:

 ¿CUÁNTAS MEDALLAS VAMOS A CONSEGUIR?

 

 Este verano tenemos cita con el deporte, sobre todo para aquellos que les gusta el mismo. Por una parte está la Eurocopa de fútbol y por otra están las olimpiadas. Hay donde escoger. Alguno me comentaba no hace mucho que si lo confinaban, de nuevo, por lo menos le iba a dar uso a la televisión que los Reyes le habían echado este año. Me parece un argumento poco sólido, pero respetable. Seguro que en ambos eventos deportivos lucharemos como nación por conseguir el mayor número de medallas, no solamente representando a nuestro país, sino también, a nivel personal nos dará el mérito que nos corresponde por el esfuerzo realizado.

Pero muchas veces también recurrimos a colgarnos medallas por méritos que nosotros no hemos realizado. Medallas que nos atribuimos y ni siquiera hemos movido un ápice para que nos llevemos la gloria de algo que ni siquiera hemos sudado. Pero también nos cabreamos cuando otros se cuelgan las medallas de algo que hemos hecho nosotros y que otros ni siquiera han sudado.

Este fin de semana, Pedro da una lección de humildad. Cura un cojo de nacimiento (seguro que el hecho no fue tal y como se narra) y las autoridades le llaman la atención. Pedro podría haberse colgado una medalla delante de todo el mundo y, en especial, delante de las autoridades que le están interrogando. Sin embargo aquel rudo y tosco pescador de la Galilea profunda, da una lección de humildad y sencillez, diciendo que "quede bien claro que lo hice en nombre de nuestro Señor Jesucristo".

Esa humildad de Pedro, le lleva a decirle al cojo que él no tiene nada (ni oro, ni plata, ni dinero....); Pedro reconoce sus limitaciones sobre todo cuando fue capaz de negar a Jesús tres veces y en público (delante de los que estaban en el pretorio); fue capaz de entristecerse cuando Jesús le pregunta por tres veces si lo amaba. Por eso no va a colgarse ahora ninguna medalla que no le corresponde y queda bien claro que lo que hace lo hace en nombre de un tal Jesús de Nazaret.

Este fin de semana se nos recuerda al buen Pastor. El que conoce y cuida a sus ovejas, no el que conoce y cuida a los borregos, a los que no piensan, a los que hacen siempre lo que otros le dicen lo que tienen que hacer. El Buen Pastor, ama, acaricia, protege, mima, se desvela... por su rebaño al que siempre tiene como "un palmito". No es para colgarse ninguna medalla, sino porque es fiel al compromiso adquirido.

Los pastores no son solamente los Obispos o los sacerdotes. Todos estamos llamados a ser pastores, cada uno desde su propia misión. Llamados a mimar, acariciar, cuidar... a todos aquellos que necesitan del cuidado y atención dentro de nuestra comunidad, especialmente en estos momentos duros de escasez, de precariedad y de soledad. Nosotros tenemos que ser como Pedro: lo que hacemos no lo hacemos en nombre propio, lo hacemos en nombre del único Pastor, Jesús de Nazaret.

A su vez, también celebramos la jornada de vocaciones nativas. Aquellos a los que va llegando el mensaje del sepulcro vacío, aquellos a los que se les anuncia que camino de Emaús va también un tal Jesús de Nazaret y que al atardecer se le conocerá no solamente por la capacidad que hemos tenido de amar, sino en la fracción comunitaria del pan.

No nos colguemos medallas, pero luchemos para que no cesemos en nuestras olimpiadas en el anuncio de la buena noticia, y en favor de los más necesitados.

      FELIZ PASCUA        

         Hasta la próxima

         Paco Mira