Carmelo Pérez |
Escribe Paco Mira:
TAMBIÉN PARA LOS SINDICATOS: ES DE JUSTICIA. Y UN RECUERDO PARA
CARMELO PÉREZ
A la mayoría
nos fastidia y mucho que nos cambien los planes. Quien más quien menos tiene su
agenda, sus proyectos a corto, medio y largo plazo (Tengo un amigo que cuando
quiero quedar con él me dice: de memoria no te puedo decir nada, tengo que
mirar la agenda y no la tengo aquí), hemos organizado cosas, cómo, cuando y
dónde... y de repente algo o alguien interfiere y echa por tierra todo lo que
habíamos planificado, y nos cuesta volver a reajustar todos nuestros planes.
Esto lo hemos sufrido a nivel mundial con la pandemia del coronavirus, que ha
supuesto un vuelco completo a todos los planes y proyectos que las naciones y
sus habitantes tenían previstos y que ha afectado desde lo más cotidiano hasta
toda la organización económica, social, laboral, política, sanitaria,
educativa....
Dios, con nosotros,
tiene esa gran habilidad: la de cambiarnos lo planes de tal manera que siempre
nos tiene con la mosca detrás de la oreja y no sabemos como podemos reaccionar.
Ya el profeta Isaías, dice que mis planes
no son sus planes. Y con esta contrariedad tenemos que entender el
evangelio de esta semana. Si los sindicatos fueran a celebrar la eucaristía
este fin de semana (que por otra parte no vendría mal ya que defienden con
justicia los intereses de los trabajadores), probablemente denunciarían al
capataz del relato por pagar lo mismo a quien trabaja todo el día como al que
trabaja media jordana: ¡pues anda que en nuestra bendita tierra no se dan este
tipo de situaciones!.: seguro que proclamaríamos que es injusto y es un
atropello.
Pero en la
"empresa" de Jesús, la noción de justicia va más allá de lo que
nosotros entendemos por la misma y de dar a cada uno lo que le corresponde, que
también. Pero la justicia que propugna nuestro Padre, optar por la justicia del
Reino es optar por un nuevo modelo de relaciones entre las personas y los
pueblos, en el que el interés propio cede ante el bien común. El afán de lucro
cede ante la búsqueda de condiciones más humanas para los millones de personas
que, precisamente una economía sin corazón ha dejado tirados a la vera del
camino y donde las personas más allá de ser objetos y clientes de la economía
del mercado y del consumo, recobran su valor intrínseco. Precisamente el covid
ha puesto al descubierto una economía con escaso valor humano: residencias de
ancianos que dejan de ser personas para convertirse en objetos de lucro; colas
interminables ante los centros de acogida para poder llenar estómagos vacíos;
migrantes que llegan por una situación complicada en su origen y nosotros les
damos la espalda porque nos vienen a ocupar un terreno que no les corresponde;
gente que no puede pagar a fin de mes una vivienda digna (que es un derecho
fundamental) y se ven abocados a vivir a la intemperie.... y así podríamos
seguir narrando.
Optar
por la justicia del Reino, es ser capaces de dejar entrar en nuestros corazones
a los preferidos de Dios: los pobres. Ellos necesitan la desmesura del amor y
no quisiéramos ser nosotros los que, dejándonos llevar por la envidia, le
pusiéramos freno, o que en algún momento nos viéramos en esa tesitura y nos
trataran de la misma manera.
No
quisiera terminar sin tener un recuerdo cariñoso para mi amigo Carmelo Pérez.
Un hombre bueno y justo. Un hombre al que todo el mundo quería. Un hombre que
supo llevar el amor de Dios y su justicia a las aulas en las que estuvo dando
clase a lo largo de muchos años. Carmelo, tú escribías la historia de tu
pueblo, ahora los demás escribimos la tuya. Gracias por dejarnos tu legado, tu
amistar y tu cercanía.
Hasta la próxima
Paco Mira