Escribe Paco Mira:
YA LO DECÍA MI ABUELA
Sin duda ha sido una de las personas que
marcaron mi infancia y seguro que mi adolescencia: mujer cercana, dialogante,
complaciente, alegre... me imagino que, con esta descripción, seguro entran
muchas abuelas de nuestro universo familiar. Siempre las abuelas han tenido -
por lo general - buen cartel y es curioso que muchas de esas abuelas son
suegras y ese cartel no es el mismo. Pero bueno, a lo que voy. Ella, que vivió
la postguerra civil, la segunda guerra mundial y lo posterior... me comentaba
que lo peor de esa situación era que teniendo, en muchos casos, dinero no se podía comprar
porque no había nada en las tiendas y que por desgracia, a veces, se daba el
negocio sucio de contrabando con la comida. Me comentaba que las colas para
poder adquirir algún producto básico, eran interminables, y los cabreos por
ello eran frecuentes.
Esta pequeña historia, me viene a la mente porque estos días
he visto en los informativos cómo en la ciudad de Lugo las colas para coger
comida en algún puesto de asistencia religiosa era interminable; también veía cómo en el barrio madrileño de
Vallecas, unas monjitas también repartían comida a los más necesitados; veía
como en mi pueblo, la cola de caritas era notable para poder coger algo de
comida... ¡Cuántas historias reales se estaban contando en esas colas!,
¡Cuántos dramas personales y familiares estaban siendo escuchados y oídos por
los que atendían esa cola!
Se me caía el alma a los pies cuando estos días escuchaba a
un Vicepresidente del gobierno, de nuestro gobierno, decirle a la Conferencia
Episcopal Española que "hasta donde
yo sé, su jefe está en Roma". Veo que este hombre, con todos mis
respetos y espero que él también los tenga a todo el mundo, no entiende bien de
qué va el tema. El Jefe, mi Jefe es mi hermano porque tenemos ambos el mismo
Padre. Un hermano que dice con frecuencia y lo recalca este fin de semana: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Quiero creer también que todos los que estaban en la cola de
Lugo, de Vallecas, de Vecindario, de cualquier otro lugar en el que se hace
cola por necesidad... reconocen - sin querer - donde está el Camino, la Verdad,
y sobre todo la Vida. Me resulta curioso que nadie hace las mismas colas en la
puerta del Congreso, en el Palacio de la Moncloa, ni en la casa de ninguno de
los Vicepresidentes de nuestro querido
gobierno... aunque la necesidad familiar sea la misma, la historia desgarradora
de cada uno de ellos sea igual....
Mi querido sr. Vicepresidente: Mi Jefe, a nivel religioso,
no existe ni está en Roma. Seguro que en Roma está quien modera y coordina esta
maravillosa familia que llamamos Iglesia. Una Iglesia que se equivoca, que
comete fallos, que no siempre es perfecta y que
peca, pero como cualquier familia y esto no es disculpa para la nuestra.
Pero una Iglesia que abre sus puertas para dar de comer a quien lo necesita,
pero sobre la marcha. No hay que esperar a que la burocracia de documentos
oficiales haga retardar el ruido de las tripas de quienes tienen hambre, ni les
dicen: vengan dentro de quince días.
Veo que las colas de las que me hablaba mi abuela en tiempos
de guerra, no son tan extrañas después de tanto tiempo. Pero seguro que quienes
atienden las colas a los necesidades, son hombres y mujeres de Espíritu como
dice el libro de los Hechos y no solamente eso, sino que estoy con Pedro cuando
en su carta nos comenta que son (¿somos?) raza elegida. Y seguro que van en
busca del Camino, la Verdad y la Vida
Espero que nuestros gobernantes aprendan a valorar lo bueno
mucho que hay en nuestra familia que llamamos Iglesia
Hasta la próxima
Paco Mira