Diario de un cura
LOS LUNES Y LA FAMILIA
En la vida de los curas,
al menos en la mía, hay días de todos los colores. Las tareas son diferentes en
cada jornada. Algunas veces el ser cura resulta fácil, agradable, descansado.
Otras veces se vive con tensión, con nervios, con cansancio. No es lo mismo un
domingo que un miércoles. Hay días que uno se va a visitar a los enfermos. Y
días que uno se encierra en el despacho a preparar una reunión. Y en todos los
casos, siempre intentando encontrar un tiempo para la oración. A veces los
acontecimientos nos desbordan y cuesta mucho encontrarlo.
Los
lunes son otra cosa. Normalmente, la agenda queda libre para atender lo
personal y lo familiar. Aunque también
hay lunes en los que la actividad pastoral te obliga a llenar la agenda.
Hoy es lunes 21 de
octubre. Y hoy tocó reunión de hermanos y algunos cuñados. Intentamos que sea
una vez al mes por lo menos. Ya somos mayores…y ya lo reconocemos, cosa que no
ha sido fácil. Algunos con dificultades para caminar o para ver y otras
limitaciones que vamos notando. En este
último año hemos cambiado la “sede social”. En vez de vernos en El Burrero que fue
lo habitual durante muchos años, nos hemos venido a la Casa parroquial de La
Candelaria. Aquí fueron llegando esta mañana , poquito a poco: Primero Emilio y
Rosa que vienen de Las Palmas y Tamaraceite. Y Pino que vive muy cerca de la
parroquia. Más tarde, Amparo y Paco, desde Santa Brígida, con Nena que vive en
Telde. Y por último, Flora, en el barrio del Cristo. Quedamos siete hermanos. Las horas de la
mañana son para ponernos al día de lo que ha ocurrido durante el mes en cada
familia. El almuerzo lo hacemos fuera de
casa. Hoy estuvimos en Ojos de Garza, en
el restaurante Dos Hermanos, el de
Félix. Y al regreso, nunca falta el rato
para jugar a las cartas. Lo hacemos con equipos que se hacen a sorteo. Aquí es
donde la espontaneidad y el carácter de
cada uno aparece más claramente. Discutimos, ganamos y perdemos y siempre lo
pasamos muy bien. Nena ya ha dejado de
jugar y Pino sólo algunas partidas. A
veces nos ponemos a cantar. Los que más, Flora, Rosa , Pino y yo. A otros no
les gusta cantar…ni tampoco que cantemos. Pero cantamos. Me gustan los lunes.Y
me gusta estar con la familia aunque a veces pasen muchos días sin conectarnos.
Pero tengo claro que la Parroquia es también la otra familia a la que me debo. Con los que la formamos intento compartir todo el tiempo que puedo. Pero a veces me pasa como con mis hermanos: Me olvido de
llamar, dejo visitas para mañana, no logro acudir a todo lo que quiero y siente
uno cierta culpabilidad. Supongo que nos pasa a todos, seamos curas o no.
De
todos modos, hoy termino el día muy satisfecho.
Lo empecé con la familia parroquial: El café en la churrería con Juan
Jesús, la oración de Laudes con Loli Caballero, intercambio de mensajes con el
grupo de servicio técnico, oración compartida con diferentes personas a través
del WhatsApp y
después, con la familia Vega-Mesa. Creo que podré ir a descansar con mucha paz.
Mañana vendrá otro día, otro color, otras actividades. Intentaré vivirlo con la
misma ilusión.