Escribe Paco Mira:
NO ES MALO RECONOCER ERRORES
Incluido Dios.
Dios Padre también reconoce que se ha equivocado y se arrepiente de la amenaza
con la que iba a castigar al pueblo (Éxodo 32,7). En la vida nos sobra
soberbia, nos sobran consejos, nos sobran discursos, nos sobran manos en los
hombros interesados por lo que nos pueda caer y aprovecharnos de los mismos...
Estamos lejos, pero muy lejos de la cercanía que supone y requiere un cristiano
y creo que tan difícil y complicado no es.
Este fin de semana
pasado, nuestro Obispo se emocionaba. Se emocionaba por la entrega generosa de
tantos y tantos que han convertido "los
millones de litros de agua, en sangre generosa de solidaridad, cercanía y ayuda
desinteresada". El fuego, en parte, es malo. Pero el fuego ha dejado
que familiares que no se hablaban, lo hicieran para poder uno socorrer al otro.
Pues bendito fuego de anima, ayuda, y hace que los hombres se abran y se hablen
mutuamente. Felicito a mi/nuestro Obispo, porque entiendo que sus lágrimas son
sinceras y no se esconde a la hora de expresarlas
A lo largo de la
historia, la Iglesia ha cometido infinidad de errores. De muchos ha pedido
perdón porque los ha reconocido y se arrepiente y parece que a muchos les sabe
a poco. Da la impresión de que tiene que rasgarse vestiduras, inmolarse,
crucificarse, flagelarse....Felicidades Iglesia, porque has reconocido tus
fallos, las caídas, las cruces, las sombras... pero felicidades también porque
sigues acogiendo en tu seno a tantos y tantos que siguen luchando para que la
llama de lo que tú predicas no se apague aún a pesar de las dificultades, los
inconvenientes y seguro, también, de las muchas zancadillas que te ponen.
Este fin de
semana, el evangelio nos deja la perla de la conversión. De buscar lo que -
parece - está perdido: una oveja, una moneda... un hijo. No es malo reconocer
que nos equivocamos. No es malo reconocer que no siempre hacemos las cosas
bien; no es malo reconocer que en la vida no siempre tenemos razón.... es muy
bueno ponernos delante de nosotros mismos, hablar en voz alta o solos y
"volver a casa de papá", de papá Dios.
Dios siempre sale
al encuentro del que lo busca con sincero corazón. Es más: en algunos casos
echa a correr como en la parábola del hijo pródigo. Dios sale a los caminos de
la vida en busca de aquel que se pierde y no encuentra el rumbo y nosotros
tenemos que aprender de ello. Como María aprendió. Por ello María, nuestra
madre la virgen del Pino, también va al encuentro de aquellos que se han
quedado en la cuneta de situaciones que no son las mejores por culpa de un
fuego del que tampoco tuvieron la culpa.
El hijo menor
pensó que en casa de su padre era la mejor de las opciones y de la que nunca
debió marcharse. ¡Cuantas veces criticamos a los que se van de la Iglesia y
quizás no sabemos si algún día tenemos que abrir los brazos para volver a
abrazarlos de nuevo!. ¡Cuántos de nuestros hermanos a los que el alcohol o la
droga.... los echó a perder y tenemos que salir como el pastor a buscar a la
oveja perdida o encontrar la moneda que no tenemos claro donde se nos perdió!.
¡ Cuántas veces nos equivocamos!. Pero como decía al principio, no es malo
reconocer errores. Al contrario es bueno y es una terapia que debemos hacer con
frecuencia.
Hasta la próxima
Paco Mira