Escribe Paco Mira:
JESÚS, LAS MUJERES, SU
ENCUENTRO Y VICEVERSA
Aunque el
título es sugerente para una tesis de licenciatura, no me voy a meter en esos
berenjenales aunque no crean que a uno no le da ganas de hacerlo. Pero lo que
son sugerentes son las lecturas de este fin de semana: los caminos por los que
circulamos son también los caminos de Dios que se deja encontrar, que corre
hacia nosotros y, algunas veces, nosotros corremos hacia Dios.
Quiero recrear la
cara de Abrahám, en la puerta de su tienda. Probablemente con la mirada perdida
en el infinito y en el infinito desierto; seguro que sacando cuentas de lo que
hizo, pero sobre todo de lo que le quedaba por hacer; hablando para las piedras
que eran su propio eco de las soluciones que tenía que tomar.... cuando se le
aparecen tres hombres delante de él. Dice el texto que el corrió hacia ellos, pero es Dios el que sale al encuentro de
Abrahám y este le dice Señor, no pases de
largo.
Cuando yo veo
nuestras comunidades, nuestras parroquias y Dios sigue entrando en ellas,
porque no las abandona nunca y nosotros, como Abrahán con la mirada perdida,
también tenemos que decirle, Señor no
pases de largo. Siéntate, come y charla con nosotros. Déjanos que te
contemos las inquietudes y miradas perdidas. Déjanos que te preparemos pan y
vino, que compartamos lo esencial para el camino de la vida bajo tu amparo.
Es curioso como el
evangelio de hoy nos presenta a dos mujeres. Una afanada hasta la saciedad,
trabajadora incansable, hacendosa hasta la extenuación y.... la otra contemplativa
cual enamorada absorta en la cara de alguien que le deja huella. Como Abrahám,
Jesús vuelve a salir al encuentro de todos y cada uno de nosotros. Entró en
aquella aldea y hoy sigue entrando en nuestras comunidades.
Hoy Jesús sale al
encuentro de muchos, pero también de las mujeres. Esas mujeres que como Marta y
María quieren tener un
protagonismo en nuestras comunidades, pero no por el mero hecho
de ser protagonista, sino porque realmente son las artífices de tantos y tan
buenos momentos. Hoy Jesús sale al encuentro de tantos y tantos que no tienen
nada, que buscan y se afanan como Marta, que escuchan y quedan prendados como
María. Hoy nuestras comunidades necesitan a Marta y a María. Hermanas que no se
tiren en cara las cosas, sino que aúnan esfuerzos para remar en la misma
dirección.
Los evangelios de
estas últimas semanas, no son más que pinceladas para poder llegar al reino de
los cielos. Probablemente el escriba del domingo pasado lo tenía muy claro en
la ley. Todos podemos saber de memoria lo que tenemos que hacer: la norma, las
leyes, las anotaciones correspondientes... pero eso y no ponerlo en práctica es
como el aprueba el carnet de teoría pero no de práctica.
"Marta, Marta, ¿por qué te afanas?.
Cuantas Martas hay en nuestras comunidades a las que criticamos por todo lo que
hacen y no hacen; por todo en lo que se meten y que con nosotros no cuentan;
¡Cuántas Marías de la vida!. Mujeres que con su labor callada, atenta, sin
levantar la voz.... hacen que la comunidad sea un lugar de acogida, de calor
humano, de entrega generosa especialmente con los más necesitados.
Dice Jesús, estoy llamando a la puerta. Si alguien me
oye que me abra, entraré y comeremos
juntos. ¿Tendremos que ir al otorrrino?
Hasta la próxima
Paco Mira