Escribe paco Mira:
UNA MADRE NO SE COMPRA NI SE VENDE
No soy partidario de las campañas publicitarias, y menos cuando
se trata de algo que a uno le llega al corazón. No soy partidario de
comercializar con los sentimientos y más si estos son los que te llevan a
anunciar a los cuatro vientos que el amor no tiene fronteras y menos
comercialización en ello No soy partidario de utilizar la figura de alguien que
está mucho más allá de fechas, de tiendas de grandes almacenes...
Este fin de semana, comercialmente, se
celebra el día de la madre. Pero probablemente y por desgracia nos hemos
acostumbrado a poner en el calendario días, que por la rutina se han convertido
en todo menos, aquello que está puesto en el calendario: día de la mujer
trabajadora, día contra la discapacidad, día contra el hambre.... ¡como si la
historia se escribiera recordando solamente un día para ello!. Creo que hemos
convertido los días en tanta rutina que ya ni miramos al calendario.
Decía Vargas LLosa (todo un premio
Nóbel de Literatura) que la sociedad de ahora está marcada por "el entretenimiento y la frivolidad".
Lejos de mi intención el estar en contra de todos aquellos que se dedican a
entretenernos o entretener a la sociedad. Pero sí que el entretenimiento me
lleva a valorar lo cotidiano. Es decir: Jesús se presenta en una realidad de lo
diario, de lo normal, del entretenimiento.... casi como cualquiera de nuestras
madres. Lo son en lo cotidiano, en el entretenimiento de las veinticuatro horas
que tienen los días, lo son, incluso, en el cabreo que en más de una ocasión se
llevan por culpa de los demás.
El fin de semana pasado, Jesús se
manifiesta en la interioridad de un templo (puertas cerradas), este fin de
semana en la labor de cada día. En la pesca y en las redes de quien se dedica a
su trabajo cotidiano. Pedro y sus amigos tienen - a pesar de la tristeza - que
seguir adelante porque la vida continúa. Tienen que afrontar la realidad de
cada día, porque cada día precisamente tiene su afán. Una madre, tiene que
bregar con las tempestades y con las buenas corrientes de cada día, porque para
ellas también, cada día tiene su afán.
Sin duda el final del evangelio de este
fin de semana es maravilloso: "¿te
aseguro que cuando eras más joven , tú mismo te sujetabas la túnica con el
cinturón e iba a donde querías; que cuando seas viejo, extenderás tus manos,
otro te la sujetará y te llevará adonde tú no quieras" .¡Qué
lección más buena!. Probablemente muchas de nuestras madres deambulan por
muchos centros de mayores, por clínicas que los hijos califican de
espectaculares, por residencias que cuestan no sé cuantos euros al mes... pero
todas nuestras madres nos han limpiado mocos, zapatos, y otros menesteres y
nosotros no somos capaces, de ayudar, en su senectud, a que se sientan un poco
más felices.
Comenzaba estas letras
diciendo que una madre ni se compra ni se vende. El amor de una madre - en
condiciones naturales - siempre es de entrega generosa. Por eso dedicar un día
al mes a nuestra madre, es como reconocer que los trescientos sesenta y cuatro
restantes tienen menos valor que ese.
Reivindico el calor, el
fragor, la entrega desinteresada, las noches en vela, el salir corriendo por la
tos de un hijo; reivindico el hombro en el que el padre de sus hijos se apoya;
reivindico a todas las madres, las que estuvieron con nosotros y las que
todavía están.
Achuchémoslas,
besémoslas, digámoselo, querámoslas, ...se lo merecen. Mamá, gracias por todo
lo que nos has dado y por lo que todavía, en silencio o no, nos sigues dando.
Felicidades, mamá
Feliz
Pascua
Hasta la próxima
Paco Mira