No tengo claro si el título de mi reflexión semanal, sirve
para enaltecer el mundo de la pobreza y por empatía a los pobres. Pero seguro
que alguno que pueda sentirse aludido, no dejará de ver lo que otros piensan al
respecto, como puede ser mi caso. Pobres ha habido siempre, por desgracia;
pobreza ha existido desde los comienzos, también por desgracia; y la exclusión
de los protagonistas pobres a cargo de los que no nos consideramos como tales,
también no solo ha existido, sino que sigue existiendo. Es más: si puedo cruzar
de acera para no rozarme, o incluso mirarlo con cierto desprecio dando a
entender que no somos iguales y que hay ciertas categorías, pues también.
Sin embargo, el Papa, nuestro querido Francisco, emulando
quizás al pobre de Asís, que como él mismo decía pobre entre los pobres,
convoca la II jornada mundial de los pobres: ¡los pobres tienen su día! Y hay
que celebrarlo. Es curioso que tenemos un montón de días al año en los que
celebramos un sin fin de
acontecimientos; días de orgullo, días de reivindicación; días de festividades
señaladas, días de acontecimientos históricos y que no queremos que vuelvan a
suceder; días de atención al planeta para que nuestro hogar sea mejor…. Y viene
este hombre ahora, con el día mundial del pobre.
No hace mucho leía en un artículo que no tardarán mucho en el
que los pobres sean superiores a las clases medias, que probablemente se vayan
defendiendo pero cada vez menos, y por supuesto a los ricos. Los pobres conviven
con nosotros, y seguro que nos adelantarán en el Reino de los Cielos. Un reino
en el que Jesús tiene preparado un lugar especial, entre otros, para ellos. Los
pobres son los que actúan con total libertad en palabras y gestos, entre otras
cosas porque al no tener nada, no tienen nada que perder.
Es triste y real que tenga que haber un día de
sensibilización. Ahora que en los medios de comunicación social se nos va
bombardear en la obligación de tener coches eléctricos, porque es el futuro no
contaminante; ahora que se nos está sensibilizando cada vez más en el
reciclaje, en la no contaminación, en una sociedad sostenible…. El grito
desgarrador y el clamor asfixiante del pobre, del que no tiene nada ni a nadie,
no se le oye, por eso no tiene día.
¿Saben?, estamos demasiado ocupados en otros menesteres como
para poner en rojo el día del pobre. Gracias Francisco, por instituir el día de
la voz de los sin voz; gracias por instituir el día del que sale corriendo a
nuestro encuentro con los brazos abiertos y nosotros salimos corriendo creyendo
que viene a hacernos algún tipo de daño, y lo único que quiere es sentir el
calor de un corazón que contacta con el nuestro cuando nos dejamos abrazar por
ellos. ¡ que pena me doy cuando rezo en la Iglesia… yo confieso!, ¿de qué?.
¡que mayor pecado tiene la historia, mi historia, yo… que poner concertinas en
las vallas; que mayor pecado que el mar arroje los cadáveres de quienes buscar
el aliento y la palabra oportuna de quienes estamos a este lado; que mayor
pecado que se negocie el no pasar por una frontera si no se cumplen
determinadas condiciones….
“Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Se
lo aseguro: los pobres – entre otros – les predecerán en el Reino de los
Cielos”. Pues ya tenemos reto para la semana. Gracias Francisco, por darnos
bofetadas de amor a quienes no cumplimos con el amor a los demás, que sería el
amor a Dios.
Hasta la próxima
Paco
Mira