Reflexión del párroco:
VEN A LA FIESTA
Hace unos días en La Pasadilla, un barrio de Ingenio, con ocasión del día de San Antonio, estuve hablando por separado con Tomasito, Antoñita y Juanito, tres veteranos del lugar. ¿Y de qué hablamos? De lo que todo el mundo comentaba: de las fiestas de antes, de San Antonio, de la ermita y de la despoblado que está quedando el barrio.
La fiesta antes, decía alguno, la hacíamos nosotros
mismos. Nuestros cuerpos cansados de la siembra, del ganado, de las largas
caminatas saltando paredes y cercados, necesitaban descansar. La fiesta estaba
en nosotros y para todo confiábamos en Dios y en nuestro santo patrono San
Antonio. No necesitábamos cosas extraordinarias. Se celebraban luchadas,
bailes, misa, procesión… y algunos se echaban novia, que para eso San Antonio
es muy apañado…
Qué
tiempos aquellos, ¿verdad?. Han pasado los años. Estamos de nuevo en época de fiestas, verbenas, romerías y conciertos por todos los pueblos. También en
tiempo de procesiones, bandas de música y Misas solemnes. Nada que objetar a ninguna
de estas realidades, porque todas son buenas y necesarias, faltaría más.
En los años que llevo de cura, que son unos
cuantos, me ha tocado estar en mucho de todo eso. Lo recordaba hace unos días
cuando supe de la muerte de Uche, fundador de Los Full Stop aquella orquesta
teldense que verbeneaba por todos los
pueblos con canciones como A tope y otras que arrastraban a jóvenes y
cuarentones de fiesta en fiesta.
También hay personas muy religiosas que saltan de una
misa de Corpus a una de San Antonio, a otra de San Juan o a la de San Pedro y
San Pablo a final del mes de Junio. Lo
que me pregunto es si la fiesta queda sólo en la piel, por fuera, o se vive con
intensidad. Porque uno puede estar bailando al son de “Fiesta,
qué fantástica es la fiesta” o en la iglesia cantando la Misa es una fiesta muy alegre pero tal vez no hay tanta alegría por dentro. Y, sinceramente, la fiesta o se vive
desde dentro o es otra cosa.
La fiesta, comentaban en La Pasadilla, tiene que estar dentro de uno. Hay que
vivirla y saborearla. No se puede celebrar el día de San Antonio, decían, sin
ni siquiera asomarse a ver al santo. No puede llamarse fiesta si no se es capaz
de compartir con el otro la conversación y la amistad.
Antoñita añadía que la mejor fiesta es desear y
procurar que todo el mundo esté tranquilo, que se ayude y buscar la paz.
Hay una canción muy alegre que expresa muy bien
lo que es la fiesta, cualquier fiesta.
Ven a la fiesta/ Es el momento de rezar y de cantar. /Hoy celebramos
Que en nuestras vidas Dios viviendo siempre está
Ven a la fiesta a participar/ Nos hace falta tu calor/ Jesús te invita para
celebrar su amor/ Atento tu estarás a responder
Por eso... Ven a la fiesta.
Ven a la fiesta para recordar/ Milagros que renacen hoy
Jesús hoy viene para con todos estar/ Y su vida y su cruz en nuestra luz.
Podemos escuchar la canción pinchando en el siguiente enlace