Escribe Paco Mira:
EL TESORO ESCONDIDO, IGUAL
QUE SANTIAGO
Una de las grandes
festividades que tiene nuestro país, es precisamente Santiago Apóstol: aquel al
que la tradición le señala como que sus restos descansan precisamente en
Santiago de Compostela, de ahí el nombre de la ciudad. Pero como todo en la
vida, la secularidad ha hecho que muchas fiestas - y más si son religiosas - no
las podamos celebrar como debiera. Es como si celebrar la graduación
universitaria o el éxito de un trasplante médico estuviera reñido con la
efectividad del trabajo de cada uno. Pero en fin.
Lo que sí tengo claro que Santiago es
simplemente un modelo de vida. No es una figura del material que sea que
colgado de una peana, le encendemos una velita pidiendo un favor, o le ponemos
flores. Santiago es el nombre de muchos que en la vida han descubierto - como
el evangelio de este fin de semana - un gran tesoro. Recuerdo que una vez
alguien me dijo que Santiago tenía la ventaja de conocer a Jesús en persona y
yo le contesté que nosotros también tenemos la oportunidad de conocerlo, lo que
pasa es que no le miramos a la cara.
Santiago no fue ni asesino de
musulmanes, ni andaba con la espada cual escritor coge el bolígrafo y se pone a
escribir. Santiago fue un caminante (por eso llegó a Santiago) que supo
asimilar el tesoro que había encontrado. Un tesoro que tampoco estaba fácil de
descubrir, pero que el tesón, las ganas, la persistencia, la constancia...
hicieron que lo encontrara.
Santiago no fue un masoquista del
martirio. Sencillamente fue testigo de la Verdad y fue capaz de llevarla hasta
sus últimas consecuencias. Y ser testigo de la Verdad no es fácil. No hace
mucho, en un programa de televisión dedicado
a la venta de viviendas, la gente se enfadaba porque las viviendas que
podían adquirir quedaban fuera de sus posibilidades económicas. Pero alguien
les dio una idea: reformen la de ustedes y así cuando la vendan valdrá más, y
es que como dice el refrán el que algo
quiere, algo le cuesta y fue lo que le pasó a Santiago.
Hoy en día, que vivimos momentos
complicados, veo la cara de tantos y tantos cristianos tristes, que no tienen
la alegría de haber encontrado el tesoro, y además no son capaces de comunicar
el hallazgo. El encontrar el tesoro no
te va a librar de algunos contratiempos (enfermedad, trabajo, ...) pero hay
muchos que nos dan ejemplo de como tenemos que vivir la vida: ilusión, ganas,
energía, entusiasmo.... en el fondo muchos encontraron un gran tesoro llamado
Jesús de Nazaret.
Por desgracia, nuestra Iglesia - a
veces - no ha ayudado a esa alegría, porque ella misma seguro que no se ha
encontrado con ese tesoro y llevamos veinte siglos intentando hacerlo. Los
santos, Santiago, nosotros... también tenemos que encontrar el tesoro, el reino
de Dios. Como dice el Papa Francisco, el
Reino de Dios nos reclama. No es cuestión de curas, de santos, del Papa, es
cuestión de coherencia de bautizados. No tranquilicemos nuestra conciencia con
una norma de precepto dominical, pongámonos en camino, como Santiago.
Encontrémonos con nosotros mismos y con el mundo para encontrar el tesoro que
está escondido. Veamos el rostro de Jesús, como Santiago, en tantos y tantos
que pasan a nuestro lado y que solamente con la mirada nos están diciendo yo soy, sígueme.
Ojala que no tengamos que probar las
mieles del llanto y rechinar de dientes, (como dice el evangelio de este fin de
semana) porque eso supone que no hemos encontrado nada en nuestra vida y hemos
deambulado sin rumbo a lo largo de los años en los que hemos estado en ella.
Felicidades a los que han celebrado,
como patrón y santo, a Santiago y busquemos cual tesoro escondido, el reino de
Dios y su justicia.
Hasta la próxima
Paco Mira