Diario de un cura:
NOCHEBUENA
Esta mañana, seguro que como muchos de ustedes, amanecí más contento de lo habitual, a pesar de algunos dolorcillos repartidos por el cuerpo.  Leí los textos de la misa  de Navidad queriendo encontrar una frase, una Palabra, que diera sentido a todo lo que hoy vamos a vivir.  Y empecé por el texto de Isaías.  
El pueblo que vivía en tinieblas.  Dios mío ¡cuánta oscuridad! ¡Vivía en tinieblas! Qué difícil vivir en medio de la oscuridad. También yo he vivido la oscuridad. La falta de luz eléctrica y la falta de esperanza  o de salud o de ilusión. Lo malo es querer disimular la ausencia de esta verdadera Luz  con mayúsculas, llenando de bombillas las casas y las calles. O repitiendo frases no sentidas sólo porque es 24 de diciembre.  Qué oscuridad cuando te tropiezas con gente violenta y negativa, triste, desanimada, enfadada, protestona, indiferente, maleducada… Cuánta oscuridad.
Pero Isaías dice que  el pueblo que estaba así, sin luces por dentro…
Vio una gran luz:
A veces hay luz, mucha luz, aunque no caigamos en la cuenta de ello: Hay mucha mucha gente  buena, que te saluda, que se preocupa por ti, que te habla, que te sonríe. Vas a la tienda y encuentras personas amables. Vienes a la iglesia y te te miran con afecto,  te abrazan, te dan la paz… Esa es la luz de la que hablaba Isaías.

Le dices a Lidia, Esperanza  o Manolo que   si quieren animar los cantos de la misa y no ponen dificultad. Encuentras niños y jóvenes que no tienen prejuicios con nadie. Que están dispuestos a ayudar, a colaborar. Mandas un wasap a personas amigas pidiendo colaboración y te responden enseguida y en positivo. Mucha luz.
Te pones malo tú o alguien de la familia y se preocupan por ti.   
Y cuando vienes a vienes a la misa así, lleno de luz,  te dan ganas de cantar el salmo,: Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Él viene a salvarnos, a iluminar los malos momentos. Esto no puede salir sino con música. Aunque uno desafine.

Tengo un compañero amigo en el Hospital. Me decía que lo mejor del hospital es el cariño  y simpatía con que te tratan. Todo un rayo de luz en la oscuridad del cáncer, de cualquier enfermedad.
Los viejitos de la residencia adelantaron hoy la Nochebuena con una misa a las 11. Y allí había algunas personas visitantes  que dejaron la comida a medio hacer para acompañar y felicitar a los ancianos, algunos de ellos sin familia y sin amigos. A lo mejor no cayeron en la cuenta que estaban alumbrando la situación oscura y dolorosa de algunos.
Me gusta esta Navidad así. Y me alegra compartirla en la parroquia y con la familia. Me pido ser un poco de luz y no despreciar nunca  la Luz que Dios me envía a través de las personas con las que tropiezo cada día.  A veces también hay que proponerse ser luz, aunque en cualquier día del año.
Jesús nació en un pesebre allá en Belén. Le conocerán, dijo el ángel, porque está envuelto en pañales. Porque es pobre. ¿Les parece bien que vayamos a verlo y acariciarlo y quererlo?
Hoy yo quiero hacer un compromiso. Quiero colaborar a poner ilusión en los “Niños Jesús” que están a veces tan cerca de nosotros, no importa la edad. Un enfermo en el hospital, una familia que ha perdido un ser querido, alguien que lo está pasando mal económicamente, un chico o chica a punto de meterse en la droga o el alcohol…
“El pueblo que vivía en tinieblas … vio una gran luz.”. Esta noche puedo, podemos ser luz. Me apunto. ¿Y ustedes?
Feliz, muy feliz Navidad para todos.