DIARIO DE UN CURA
VACACIONES
Estoy de vacaciones. El día 8, día la Virgen del Pino, regresaré a mis parroquias de Ingenio. Aunque en este tiempo no he estado del todo ausente. O mejor, nada ausente. Desconectar del todo, por muy lejos que uno vaya,  no es posible. La tarea pastoral siempre está presente.
Y estos últimos días que me quedan los quiero dedicar a reflexionar y a programar el próximo curso pastoral.
Atrás quedan muchos momentos de este verano.
No estaba aquí cuando se publicaron los cambios de curas. Algunos me gustaron.  Otros, bastantes, me desagradaron. Y de otros no sé qué pensar. Siento que algunos compañeros tengan que cargar demasiado peso. Y siento que algunas comunidades tengan que soportar más de la cuenta.
Me ha relajado mucho estar cerca del mar. Y escuchar “El Danubio azul”  y otras músicas y dejarme llevar por el silencio. 
Con Juan Espino, que fue sacerdote y ahora casado felizmente, he tenido conversaciones interesantes, llenas de risas y complicidad.
Las vacaciones de este verano han sido posibles porque Augustyn Lewandowski, sacerdote polaco, aceptó venir a sustituirme durante el mes de agosto y algo más. Y gracias a que, en las dos parroquias, hay personas que se hacen cargo, con mucha responsabilidad,   de todos los servicios que demanda la comunidad.  Estoy muy agradecido a ellas.
Aquí, en El Burrero, la brisa del mar ayuda a limpiar cansancios y a prepararte espiritualmente para emprender de nuevo la tarea. Tengo ganas de empezar. Pero ahora es tiempo de rezar, programar y llenar los pulmones de aire y de ilusiones.