27
DE NOVIEMBRE: DÍA DE LA MILAGROSA
"Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la
lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para
los que la lleven con confianza", dijo la Virgen María a Santa Catalina
Labouré un 27 de noviembre de 1830.
En la
aparición, la Madre de Dios estaba con una túnica blanca y un velo del mismo
color que cubría su cabeza hasta los pies. Su rostro era bellísimo. Los pies se
posaban sobre un globo blanco y aplastaban una serpiente.
Sus manos, a
la altura del corazón, portaban un globo pequeño de oro, coronado con una
crucecita. En los dedos aparecieron anillos con piedras preciosas que brillaban
y alumbraban en toda dirección.
La Virgen
miró a Santa Catalina y le dijo: “este globo que ves (a los pies) representa al
mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos
simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que
no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden”. De
pronto apareció una forma ovalada en torno a la Virgen con una inscripción en
el borde interior que decía: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que
acudimos a ti".